Por Rafael Arzuaga Junco/Prensa Latina
Santo Domingo, 3 feb (PL) Una vez fanáticos y especialistas se dieron por enterados, el primer Derby de Jonrones en la historia de la Serie del Caribe se convirtió en la gran atracción de la edición 58 de este torneo de béisbol.
Es una idea estupenda y creo que le da al torneo un significado especial este año. Va a ser un evento magnífico, dijo cuando se anunció Juan Francisco Puello Herrera, presidente de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC).
Más que por el principal motivo de su génesis, esto es ayudar a devolverle el glamour perdido al clásico caribeño, todos los amantes del juego, sin excepción puede decirse, acogieron la noticia debido al cartel de los invitados.
Se trataba, sobre todo, del venezolano Miguel Cabrera, uno de los mejores bateadores de las Grandes Ligas estadounidenses, que en 2015 alcanzó los 408 jonrones. Del dominicano Robinson Canó, que ganó el Derby del Juego de las Estrellas de Estados Unidos en 2011 y, sobre todo, de su compatriota David Ortiz, ídolo donde va, número 27 en el listado de máximos jonroneros de la historia de Grandes Ligas, con 503 bambinazos.
Compré entradas para hoy porque quería traer a mis hijos a ver dos de los mejores peloteros dominicanos en Estados Unidos, y a Cabrera, un fenómeno, confiesa a Prensa Latina, con ademán de decepción, Javier Villar, un taxista que anhela ver "en el mejor béisbol del mundo" a algunos de sus tres vástagos.
Villar, su colega George Pável, y Augusto Paulino y Franklin Tejada dicen sentirse estafados, mientras intentan esta mañana vender las boletas adquiridos "hace más de una semana" a cinco dólares (unos 227 pesos dominicanos), lo mismo que les costó.
Es que Cabrera, Ortiz y Canó no participarán porque autoridades del béisbol norteamericano exigieron una garantía económica para compensar posibles lesiones, incosteable para los organizadores de la competición, aunque no se ha revelado el monto de manera oficial.
Y la noticia terminó por eclipsar un alumbramiento esperado incluso allende del Caribe o al menos por desilusionar antes del primer jonrón.
Solo querían vender entradas, porque saben que los Leones del Escogido -vigente campeón de la liga profesional dominicana- no llenan el Quisqueya ni en la Serie del Caribe, asegura Alexander Paredes, confeso "fanático de los Tigres del Licey", rival acérrimo de los escarlatas.
Paredes, que desanda las inmediaciones del ahora Estadio Quisqueya Juan Marichal, oferta gorras, banderas, llaveros, pulóveres (T-shirt los llaman aquí) y otras mercancías alegóricas a la competición, inaugurada el 1 de febrero último.
Ahora, mientras casi grita su parecer, atiende a unos clientes, mexicanos los dos, que consideran "caros los precios" de todos los productos aunque, dicen, "coincidimos con acá el amigo".
Venimos de Culiacán, claro, a ver y apoyar a México, pero nos hacía mucha ilusión el Derby con esos "caballos"; engañaron a la fanaticada, reprocha Ramón Almada, que recibe el apoyo de su esposa.
Los organizadores se negaron a suspender el Derby y llamaron a Cyle Hanker (México), Kenny Vargas (Puerto Rico) y Félix Pérez (Venezuela) para unirlos a los cubanos Alfredo Despaigne y Yosvani Alarcón, además del ex Grandes Ligas anfitrión Vladimir Guerrero, quienes participarían también en la versión inicial del concurso.
Una solución, sin embargo, que no seduce siquiera a muchos de los peloteros de los cinco equipos aspirantes a la corona del béisbol caribeño.
Hubiera sido único verlos contra Despaigne, que es tremendo y da jonrones donde quiera. Ya no será lo mismo, aseguró a Prensa Latina Hernán Pérez cuando el autobus VIP entraba a la sede de la Serie, más de tres horas antes del partido entre los invictos Venados de Mazatlán (México) y Tigres de Aragua (Venezuela).
El Derby, no obstante, se disputará hoy a las 19:00 (hora local) y, una vez quede en el pasado, la CBPC debería fijarse como objetivo organizar uno mejor en Culiacán-2017. El béisbol caribeño y los fanáticos lo agradecerán.
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