Corea del Norte tiene la manera de alborotar al mundo, siempre alardeando de su poder bélico el que refuerza para una eventual guerra, principalmente contra Estados Unidos.
El más reciente de sus acciones fue el lanzamiento de un cohete el pasado sábado, pese a la advertencia de que no lo hiciera que le formularon las potencias del mundo.
El domingo, reunido de urgencia, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no solo condenó enérgicamente el lanzamiento del cohete por parte de Corea del Norte, sino que anunció que le impondrá nuevas sancionees, tras condiderar como una “peligrosa y seria” violación a las leyes internacionales.
Antes, Pyongyang había declarado que la puesta en órbita del satélite Kwangmyongsong-4, bautizado en honor al fallecido líder Kim Jong Il, fue un "éxito total" y que está realizando una órbita polar de la Tierra cada 94 minutos.
Corea del Sur y Estados Unidos han denunciado que se trató de una prueba de misiles, que desafía las sanciones de la ONU. El mes pasado Corea del Norte detonó un artefacto nuclear y luego el Consejo de Seguridad dijo que el nuevo desafío constituye “una clara amenaza a la paz y a la seguridad internacionales”.
Estados Unidos y Corea del Sur contemplan instalar un sofisticado sistema antimisiles llamado Defensa Aérea Terminal de Gran Altitud (THAAD por sus siglas en inglés), algo a lo que se oponen China y Rusia.