De acuerdo con Tobón, los Embera, pueblo que en Colombia tiene unas 250 mil personas distribuidas en 16 departamentos, habitan además en Panamá y Ecuador, por lo que resulta necesario evaluar la situación de las mujeres y niñas de este grupo originario en las vecinas naciones.
Por Waldo Mendiluza
Naciones Unidas, 8 feb (PL) El fenómeno de la mutilación genital femenina también afecta a Latinoamérica y pudiera tener mucho más impacto del imaginado, advirtió hoy aquí la activista y abogada colombiana Patricia Tobón.
En entrevista con Prensa Latina a propósito de su participación en un foro de alto nivel de Naciones Unidas sobre el tema, la abogada indígena Embera aseguró que en su país se conoció por primera vez de esta práctica en 2007, y existen decenas de casos documentados (51 en 2013 y 2014).
"Siempre se pensó que era una situación exclusiva de los países africanos y asiáticos, pero también es un asunto de América Latina", dijo la experta en derechos constitucionales, quien viajó a la ONU para la celebración del Día Internacional de la Cero Tolerancia con el problema, que sufren 200 millones de mujeres y niñas en el planeta.
De acuerdo con Tobón, los Embera, pueblo que en Colombia tiene unas 250 mil personas distribuidas en 16 departamentos, habitan además en Panamá y Ecuador, por lo que resulta necesario evaluar la situación de las mujeres y niñas de este grupo originario en las vecinas naciones.
Tampoco podemos perder de vista que en las Américas existimos más de 800 pueblos indígenas, con mucha frecuencia radicados en zonas selváticas y otras donde el acceso a la salud enfrenta grandes obstáculos, y la mutilación genital pudiera ser una preocupación, subrayó.
Para la activista, resulta conveniente a nivel regional incorporar a los programas de atención a las mujeres y la infancia la revisión de la práctica de la alteración o el daño de los genitales externos femeninos por razones no médicas.
"Esto es muy importante para los indígenas y el resto de las personas", estimó.
Según Naciones Unidas, la mayoría de los casos de mutilación se concentran en 30 países de África y Asia, aunque el fenómeno considerado una violación de los derechos humanos también afecta a comunidades en otras partes del mundo.
Asimismo, aseguró que la erradicación de la rechazada práctica debe enmarcarse en los esfuerzos por superar la discriminación contra los indígenas.
La abogada explicó a Prensa Latina que aprecia una movilización global sin precedentes para combatir la ablación genital.
De hecho, la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible incluye entre sus metas la erradicación de la mutilación genital.
A propósito del mecanismo internacional adoptado en septiembre de 2015 para enfrentar la pobreza y las inequidades en el planeta, la funcionaria de la ONU Nafissatou Diop manifestó sus expectativas de que se traduzca en más recursos para eliminar las alteraciones o daños a los órganos sexuales de las mujeres.
La experta reconoció la presencia en el fenómeno de componentes culturales y religiosos, lo cual solo pude tratarse sobre la base de la educación y del diálogo.
No necesitamos confrontaciones, sabemos del aspecto cultural presente, enraizado en la discriminación histórica de la mujer, pero con el aporte de los gobiernos, la sociedad civil y las comunidades podemos cambiar la situación, insistió Diop, quien coordina el programa de Naciones Unidas contra la mutilación genital femenina.
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