El candidato del PRM se ha caracterizado por hacer una serie de declaraciones totalmente desacertadas y fuera de toda lógica. Hasta el momento actual, no ha sido capaz de presentar una sola propuesta concreta, que pudiera validarlo como alternativa ante todas las acciones y la visión de estadista de Danilo Medina.
Abinader, parece un pelotero de ligas menores, que no tiene efectividad en el bateo, que no le pega a la bola y que cada vez que va al home play, se poncha. Mientras que Danilo muestra una imagen de pelotero jonronero, que se impone con gallardía en el terreno, que hace vibrar las masas cada vez que sale al terreno y que se ve imbatible ante cualquier lanzador contrario.
Luis Abinader, que es un joven político sin ninguna experiencia de estado y con limitaciones para manejar temas de profundidad, ha venido caminando de error en error en su campaña electoral. Criticó las visitas sorpresas, y tuvo que guardar silencio porque todo el mundo le cayó arriba. Criticó el presupuesto del 2016, y demostró limitaciones como economista. Dijo que Danilo era auspiciador de la corrupción, y las encuestas les hicieron pasar un momento difícil, porque la mayor parte de la población dice que Danilo es honesto. Propició un acuerdo con un partido de menos de un 2% en las encuestas, y ahora tiene un serio problema porque le ofreció demasiados puestos a cambio de un escaso apoyo.
Y de nuevo sigue cometiendo errores. Ahora ha enfilado sus ataques al Tribunal Superior Electoral, a cuyos jueces ha irrespetado de forma innecesaria y poco táctica. Los jueces de ese órgano son todos profesionales con una gran tradición de servicio y apego a las normas democráticas. Ellos merecen tanto o más respeto que el candidato Abinader, el cual parece haber perdido el sentido de la decencia y del respeto a los demás.
Abinader acusó al Tribunal Superior Electoral de ser un "paredón de la democracia", y dijo que los miembros de ese organismo "no tienen moral para ser jueces". Sin embargo, tanto él como su partido PRM, han ido en 37 ocasiones a dirimir confictos partidarios en ese tribunal. Y él sabe muy bien que es ese tribunal, quien decidirá todos los conflictos que se produzcan en los diversos puestos que se están disputando en el actual proceso electoral.
¿ Si él sabe muy bien que tendrá que recurrir a ese mecanismo ante cualquier desavenencia en el proceso, por qué esta campaña absurda y fuera de toda lógica? Por una de dos causas. La primera, por una falta de visión político-estratégica que le haga entender que con los jueces de un proceso, no se puede pelear a lo loco, ni mucho menos descalificarlos sin fundamento. Y segundo, porque sabe que está perdido y está preparando su retirada del proceso alegando que los jueces no son confiables. Ojalá que sea la primera y no la segunda, pues tanto Luis como el PRM deben llegar hasta el 15 de mayo y dejar que les cuenten sus votos, constaten la real dimensión de su caudal electoral y acepten con humildad la apabullante derrota que les espera.
El candidato Abinader y su equipo de campaña, deben aprender a respetar para ser respetados. Ellos pueden tener diferencias con los jueces del Tribunal Superior Electoral, pero tienen que respetarlos como personas, como profesionales y como árbitros de un proceso al que ellos van respetando las reglas de juego. De lo contrario, deberían evaluar su participación en el proceso.