La compañía alemana está siendo investigada además por el fraude de las emisiones tras reconocer que 40.000 coches fabricados en México estaban trucados
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) sancionó este lunes a la división mexicana de Volkswagen con casi nueve millones de dólares por vender sus modelos sin contar con los certificados ambientales que obligatoriamente les correspondían. Volkswagen, el mayor fabricante de coches del mundo, pasa por el peor momento de su historia tras destaparse el año pasado el escándalo conocido popularmente como Diesel Gate. La compañía instaló fraudulentamente en millones de sus coches con motores diésel un sistema para falsear las emisiones de gases contaminantes. La multa de las autoridades ambientales mexicanas no corresponde exactamente con el Diesel Gate, cuya investigación se está llevando de manera paralela tras confirmarse que la división mexicana ha vendido cerca de 40.000 coches trucados.
“Personal de la Profepa practicó visita de inspección el sábado 10 de diciembre de 2015 a Volkswagen de México. Por ello inspectores federales constataron que importó y comercializó 45.494 vehículos automotores modelo 2016, sin haber obtenido previamente el Certificado NOM de Cumplimiento Ambiental”, señala el comunicado de la procuraduría de medio ambiente. Los permisos incumplidos por Volkswagen establecen los límites máximos permitidos de emisión de hidrocarburos totales, monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno. La multa afecta a las marcas Audi, Bentley, Porsche, Seat y Volkswagen
La compañía alemana recibió la notificación formal de la sanción a través de un oficio. “Por el momento la empresa no emitirá ningún comentario adicional sobre el asunto”, señaló un portavoz de Volkswagen en declaraciones recogidas por EFE.
El secretario de Economía confirmó a finales de septiembre que la división mexicana había vendido 39.800 coches con motores diésel manipulados
El comunicado de Profepa añade que la sanción se ha tomado “con independencia de las investigaciones que realiza actualmente la Semarnat en colaboración con el Instituto Mexicano del Petróleo para determinar si el desempeño ambiental de los vehículos a diésel en circulación que esta empresa comercializó en México entre 2009 y 2015 pudo ser afectado por el uso de software no declarado ni autorizado”.
Desde que estalló el escándalo tras la acusación en septiembre pasado de la agencia medioambiental estadounidense, Volkswagen se ha visto acorralada por una cascada de dimisiones, demandas, caídas en las ventas, desplomes de sus acciones en Bolsa y salidas a la palestra para reconocer públicamente el fraude.
El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, confirmó a finales de septiembre que la división mexicana había vendido 39.800 coches con motores diésel manipulados mediante un software que falseaba los resultados de sus emisiones contaminantes. Desde entonces, la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat) mantiene abierta la investigación.
La filial mexicana de Volkswagen, una de las más importantes de la compañía alemana, tiene sedes los estados de Puebla y Guanajuato. La planta de Puebla aporta entre el 18% y el 25% del PIB local y genera 78.000 empleos directos e indirectos. Tanta es la importancia de la planta que el propio gobernador del Estado, el panista Rafael Moreno Valle, salió en su defensa asegurando que los motores no son de fabricación poblana si no que venían de Alemania y que ellos simplemente los ensamblaron.
La producción de Volkswagen México, según datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), cayó en enero un 42% con respecto al mismo mes del año anterior, así como la exportación, que se dejó otro 49%. La venta al público registró sin embargo un crecimiento del 6,5%. Las ventas de la compañía en EE UU, donde estalló el caso para extenderse después por Europa y Asía, cayeron un 25% en el mismo periodo.