El Pontífice dejó una estela de simpatía en sectores religiosos y sobre todo populares, que le escucharon hablar de temas que le conciernen, como la violencia, el narcotráfico.
Por Orlando Oramas Leon
México, 18 feb (PL) El Papa ya está en el Vaticano; aquí cesaron los operativos de seguridad, los cierres de calles y las movilizaciones, pero la primera visita pastoral de Francisco a México sigue dando de qué hablar.
Comienzan aquí los análisis sobre los seis días de actividades del jefe del Estado Vaticano, el primero en ser recibido como tal en el Palacio Nacional por el presidente de la República Mexicana, honor con el que le distinguió el mandatario Enrique Peña Nieto, quien lo despidió anoche en Ciudad Juárez, Chihuahua.
El Pontífice dejó una estela de simpatía en sectores religiosos y sobre todo populares, que le escucharon hablar de temas que le conciernen, como la violencia, el narcotráfico, la falta de oportunidades, explotación laboral, la defensa de la familia y el problema migratorio, entre otros.
También repercutió el perdón que pidió a los pueblos originarios mexicanos, a los que encomió por su defensa del medio ambiente y defendió ante las políticas excluyentes y discriminatorias.
Pero algunos analistas señalaron silencios en asuntos particulares, como la desaparición de los 43 de Ayotzinapa, el aborto, la sexualidad, entre otros en los que prefirió no opinar pese a apelaciones de segmentos sociales.
Otros discuten sobre las diferencias de la cobertura noticiosa del séptimo viaje papal a México, en el que se lució respecto al tema migratorio en una ciudad que recibe a miles de migrantes mexicanos y de otras latitudes.
De seguro concluye desde hoy el pacto no escrito de medios de comunicación, que se centraron en la visita y dejaron de tomar en cuenta recurrentes hechos noticiosos relacionados con la violencia que azota a México.
El Papa movilizó aquí a millones de personas, tanto en sus 400 kilómetros recorridos en papamóvil, como en las cinco misas que ofició en la Ciudad de México y en los estados de México, Chiapas, Michoacán y Ciudad de Juárez.
La capital del país recobra su normalidad, luego del retiro de vallas y los cortes de rutas que no impidieron la bienvenida y el baño de pueblo que recibió el jefe del Vaticano en el segundo país de población católica.
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