Toma apuntes, escucha y después habla. Magnifico estilo de comunicarse y de transmitir el evangelio.
Sus prédicas son participativas, elocuentes, humanas, actualizadas, universales y especialmente reflexivas.
Busca siempre entrar en contacto físico con los más débiles entre ellos, personas minusválida, con deformaciones congénitas o que sufren algún padecimiento. En fin, es un Pontífice de carne y hueso que siente, padece y se conmueve ante el dolor de sus hermanos.
En seis días la presencia del Papa Francisco en México hizo que sus habitantes volvieran a sonreír y olvidaran la tristeza, temor y el llanto.
La violencia callejera, el narcotráfico, El Chapo Guzmán, el crimen organizado y la corrupción dejaron de ocupar las primeras planas de los diarios y de los espacios noticiosos radiales y televisivos.
El Papa era la noticia del momento y por doquier su imagen y voz era proyectada.
Las plegarias de amor y esperanza esparcidas por cinco Estados y seis ciudades del vasto territorio mexicano permitieron un reencuentro con la alegría y el optimismo.
El misionero de la paz demostró nuevamente su gran capacidad comunicativa basada en un discurso persuasivo y sociológicamente penetrante, capaz de atraer la atención de millones de personas de diferentes edades y condiciones sociales.
¿Y cómo lo logra? En primer lugar, escucha y mira fijamente a sus interlocutores y se interesa en saber en qué están pensando y porqué están allí.
Luego aborda los temas que la gente quiere escuchar y ayudado por su notable capacidad discursiva de tono bajo y de perfil paternal-fraternal hipnotiza a millones de personas de todas las edades en el planeta.
El Papa ¿comunista?
Solo por convertirse en la voz de los desamparados, de los que padecen, ahora los ultraderechistas del mundo acusan al Papa de “comunista”, risible calificativo en estos tiempos en que el capitalismo controla el mundo de manera absoluta.
Precisamente, en un momento en que el marxismo leninismo no representa peligro alguno para la estabilidad del sistema capitalista y el neoliberalismo que lo sustenta.
La presencia del Papa Francisco es todo un acontecimiento provocando la movilización de millones de feligreses donde llega y sus mensajes orientan; impactan, conmueven, penetran y crean conciencia entre quienes los escuchan.
Este Pontífice está transformando la visión conservadora y centrista de la Iglesia Católica para unirse, convivir, fraternizar y llevar amor y aliento a millones de seres humanos excluidos, marginados y empobrecidos.
Es una especie de ángel protector, de misionero de paz y de esperanza en un mundo cada vez más desigual e injusto.
Sectores conservadores comienzan a etiquetarlo como el “Papa comunista” y no esconden su temor y descontento ante su presencia, como ocurrió recientemente con el ultraconservador Donald Trump, aspirante a la Presidencia de Estados Unidos.
El magnate estadunidense a quien el actual presidente Barack Obama, pronostica que “nunca llegará a gobernar a Estados Unidos”, intentó minimizar y descalificar al Papa para hablar de los inmigrantes.
Sin embargo, el Sumo Pontífice en una multitudinaria e histórica misa binacional celebrada a pocos metros de la frontera entre México y Estados Unidos abordó el tema con autoridad.
Allí, frente al peligroso cruce del rio Bravo, donde miles de latinoamericanos han perdido la vida intentando alcanzar el “sueño americano”, sentenció que la misericordia debe imponerse ante el drama de los inmigrantes.
Hablando ante más de 300 mil personas congregadas en la línea fronteriza entre México y Estados Unidos, el papa Francisco dijo que hay una tragedia humana, que en los últimos años ha significado la migración de centenares de miles de personas que salen expulsadas por la pobreza y la violencia, el narcotráfico así como el crimen organizado.
Los Jóvenes no deben tener miedo
Al tiempo de implorar a la toma de conciencia sobre esta realidad social, el máximo representante del catolicismo universal exhortó a los jóvenes mexicanos y del mundo a no resignarse ante la tragedia que padecen, a luchar, a no tener miedo y convertir el futuro en el presente.
“Pidámosle a nuestro Dios el don del corazón, el don de las lágrimas…..no más violencia y muerte. El crimen, violencia, narcotráfico y pobreza incentivan la migración”, reflexionó el Papa Francisco.
Algo resaltante en sus prédicas es que siempre habla del presente y no tan solo del futuro. Y advierte, que el futuro es ahora, dejando atrás la vieja tradición del catolicismo y otras religiones que propugnaban por postergar las legítimas aspiraciones de los oprimidos.
Con palabras orientadas a la juventud el máximo representante de la Iglesia Católica en el mundo meditó expresando que “el triunfo no está en no caer, sino en no permanecer caído”.
Y prosiguió “no se permitan en permanecer caído nunca. Soñar es la base de la juventud”.
El Papa Francisco en su periplo por México donde pronunció doce discursos y varias homilías habló igualmente de las injusticias, del trabajo, de la familia, del sufrimiento, de la exclusión, del perdón, de la fe, del dolor y del amor.
En Chiapas; Morelia, Ciudad Juárez, Michoacán y Ciudad de México sus contactos directos con autoridades, enfermos, prisioneros, niños, indígenas, obreros, empresarios, obispos y hermanas de la fe confirmaron la sensibilidad y carisma de un hombre que sigue construyendo historia.
Artículo de Manuel Díaz Aponte