Los dos principales partidos políticos dominicanos llevan de candidatos a todos sus diputados en ejercicio. Unos y otros, con sus honrosas excepciones, son responsables de la vergüenza que constituye para el país ese hemiciclo, donde sus miembros han hecho de todo menos legislar a favor de las demarcaciones geográficas que los escogieron.
Nada se parece más a la Cámara de Diputados que una asociación de malhechores. Son sujetos desacreditados que ahora en campaña se acercan a los electores, sobre todo de los estratos sociales más empobrecidos, a repartir dádivas para comprar el sufragio de los electores y no se dejan ver nunca más de los habitantes de sus circunscripciones.
Pero los responsables de que se presenten los mismos bandidos como candidatos a diputados son el PLD, el PRD y el PRM. Que lo hagan los dos primeros no extraña a nadie por tratarse de entidades aliadas, desde la famosa firma de las corbatas azules, en negocios turbios en desmedro del interés nacional.
Sorprende que el nuevo PRM, que condena las inconductas gubernamentales, presente de candidatos a los mismos vagabundos (que también aprobaron el original y leonino contrato de la Barrick Gold y otros tan o más escandalosos) por el hecho de que disponen de poder económico sin importar el origen de la fortuna.
Sólo importa que esos candidatos, aún se trate de tránsfugas o piratas del espectro político nacional, tengan capacidad para distribuir dádivas y prebendas.
El PRM imita al PLD no sólo en llevar individuos de la mismas características, también en métodos de escogencia antidemocráticos y fraudulentos, como en efecto son las encuestas que se vienen inventando para favorecer y desfavorecer a quien le dé la gana en flagrante violación a la Constitución de la República, que establece en su Art. 22 el derecho a elegir y ser elegible. ¿Quién ha sido escogido mediante convención en el nuevo PRM, que predica una cosa y hace otra? Que me señalen aunque sea un candidato a regidor.
No se trata, pues, de que los diputados del gobierno son malos y los de la oposición son buenos. Sencillamente la Cámara de Diputados está llena de tígueres mafiosos, que nuevamente son candidatos y van a los barrios pobres con sus caras frescas intentando otra vez comprar la conciencia de los infelices para irse a la Cámara de Diputados a cometer toda clase de diabluras. Entre esas diabluras se inscriben, naturalmente, la aprobación de un festival de empréstitos que convertirían en eterna a la deuda externa, contratos y leyes que afectan el interés nacional. Todo a cambio de dinero, aunque el pueblo se joda.
Observo, sin embargo, mayores niveles de conciencia en la población. Y exhorto a los electores de los segmentos más pobres a que cojan todo lo que les den y a la hora de sufragar excluyan a los diputados corruptos, emitiendo un voto de castigo.
La pobreza social se combate con fuentes de empleo, educación, salud, viviendas y seguridad social. No he conocido al primer dominicano que haya salido de la pobreza vendiendo su voto. Es todo lo contrario: el que vende su voto, que es lo mismo que vender su conciencia, agudiza su crítica situación económica, porque ya le pagaron y pierde moral en reclamar derechos que le corresponden.
Pero estoy seguro que los diputados corruptos serían rechazados en las urnas, como serían rechazados otros tránsfugas, propietarios de bancas de apuestas y otras actividades ilícitas que procuran, por un lado, lavar sus fortunas y, por otro lado, impunidad e inmunidad parlamentaria.