A la dictadura constitucional la llaman democracia… mientras la democracia es triturada por políticos y empresarios oficialistas y opositores. A la impunidad, justicia.
Al negocio político le llaman alianzas. A la corrupción ética. A la podredumbre le dicen política. Los votantes son clientes, la ciudadanía clientela, los votos mercancías, las elecciones mercados y los candidatos “activos” empresariales; ciertos estrategas y mercadologos devienen en mafiosos y tramposos, y los tribunales en jurados al servicio del ventajismo y el fraude.
El PRD se pasó al campo del PLD. El PRSC al otro PRD (PRM). El balaguerismo está con los tres: PLD, PRD Y PRM. Cierta “izquierda “se abrazó a Hipólito y al PRSC. La partidocracia se convirtió en compañía por acciones y corporaciones de diversos calibres: súper-empresas, empresas medianas, micro-empresas y ventorrillos.
Muchos políticos pasaron a capos y los capos a políticos. Los partiditos mutaron a sanguijuelas y los jefes militares se engancharon a terratenientes y negociantes, y hay hasta obispos-empresarios. Los bancos y la USAID crean “sociedad civil”.
A la membrecía de las mafias políticas, militares y empresariales se le condecora. No se sabe si el Estado es superestructura de la sociedad capitalista o fuente enlodada de capital originario; ni si los capitalistas son privados o estatales-gubernamentales, dado que los políticos son capitalistas o quieren serlo, y los/as empresarios/as invierten en política y se meten en políticos/as.
Al empobrecimiento lo llaman pobreza, al enriquecimiento emprendedurismo y al crecimiento de los de arriba desarrollo. El éxito es sinónimo de engañar, explotar, depredar, saquear, robar y matar. El trabajo para los grandes capitalistas y los gobernantes dejó de generar riquezas. Ellas solo brotan del capital y del Capitolio.
Buena parte de los encargados de prevenir, perseguir y sancionar la delincuencia son jefes delincuentes; convirtiéndose la PN, la DNCD, el DNI, FFAA y muchas instituciones del Estado en mecanismos asociados a todas las modalidades de delincuencia.
El “imperialismo” se llama Haití, intervenido por EEUU. El estadounidense y el europeo no existen: sus intervenciones, saqueos y guerras destructivas son “iniciativas de paz, democracia y felicidad”.
Poner todo al revés es muy útil al dominio de la degradación extrema del poder del capitalismo neoliberal-gansterizado.
Y para colmo portavoces de este Estado putrefacto se escandalizan cuando entierran con la bandera nacional a un ser empobrecido metido a delincuente, y aplauden cuando entierran con bandera y honores a un jefe militar asesino o a un destacado político o empresario ladrón o estafador.
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