“Las ilusiones tienen tanto valor para dirigir la conducta, como las verdades más exactas”. Con estas magnifica palabras del filósofo, medico y psicólogo argentino José Ingenieros, iniciamos nuestro escrito sobre el comportamiento que tiende a existir en algunas personas del entorno social en donde hacemos vida laboral, política o de recreación.
Empezaremos por considerar que entre todas las personalidades existentes, analizaremos las más relevantes y abundantes en la sociedad. La primera es la personalidad disociativa: con una conducta creadora de prejuicios y manipulación de las personas que tienden a reflejar este tipo de conductas, las cuales son fichadas como “carcomas o disociadores". La segunda y la más importante, es la personalidad original, el ilustre emprendedor de los hechos históricos. Esta última, le otorga esencia o razón de ser a la primera.
Antes, debemos de aclarar los síntomas psicológicos de las carcomas, desde la perspectiva de algunos psicólogos: “la ansiedad, alteraciones de la personalidad, depresión, impotencia y dificultad para respirar —además— pulso acelerado y palpitaciones, el delirio de persecución, llegando a simular confabulaciones en todas partes”. Cabe agregar en el mismo orden, los episodios de automutilación psicológica o fisiológica.
Habría que decir también que escudriña la confabulación, expresándose en forma baja, amable; con firmeza al momento de arrastrarlos hacia un divorcio de la realidad. En el aspecto colectivo, alienándolos y enajenándolos para que piensen y actúen acorde a sus intereses, de igual manera, boicotea todo proceso de formación de pensamiento crítico-constructivo.
Como se confirmo arriba, el disociador es un manipulador de los pensamientos de otras personas en aras de lograr sus objetivos particulares.
Para comprender mejor, Jorge Aguilera, escribe algo interesantes sobre este tipo de personas: “Son incapaces de ver la organización de manera global, por eso generan barreras en su accionar y en el de otros —agregando que— su visión limitada se convierte en una actitud irresponsable hacia la integridad de los procesos”. A pesar de que, esto no excluye que en algunos procesos el disociador realice actividades o preguntas con un alto nivel de credibilidad.
Con respecto a su conducta creadora de prejuicios y manipulación, lo ratifica siendo un envenenador de la dignidad, la credibilidad y estima organizacional, como individual de aquellos a los cuales considera amenazas. En su afán es capaz de tergiversar la historia en honor a una supuesta verdad. Es decir, existen dirigentes que quieren tocar la misa, tocar la campana y por último hasta tocar las limosnas.
Qué ironía seria otorgarle valor a los disociadores: personas que envidian, celan y codician la intelectualidad e inteligencia de otros. Escéptica mentira, considerar necesarios los antojos perjuiciosos de las carcomas; estas solo se enfocan: en lo vano, lo estéril e inútil. Murmuran para contradecirse a sí mismo antes que emprender un liderazgo responsable. Considerando esto último, algo imprudente e individualista.
Por lo tanto, el emprendedor debe estar en terapia o evaluación constante de su personalidad original, esa que le a otorga respeto y responsabilidad a lo organizacional, aquello es lo que define la originalidad en valores humanos de quienes están dispuesto a entregarlo todo por preservar y reproducir la verdad y sus ideales.
Pues, aunque resulta provechoso hablar de equipos, de ideas, planificación y temas colindantes sobre los planes de trabajo, todo esto se vuelve estéril sin antes existir una definición convincente de que no somos, ni queremos para la organización.
Saber que existe una diferencia enorme entre ser justo y querer ser justiciero en cada momento. En mi opinión, el primero es tener cierto nivel de respeto hacia los demás, incluyendo las personas con malas conductas. De modo similar, el segundo no es sobre dar a conocer grandes conflictos o problemas de integrada entre los miembros de la organización, sino sobre ser la fuente de inspiración de tu equipo a través de un carácter consecuente. Se deben correr riesgos, pues sin compromisos no puede existir el éxito y sin el mismo no existirá la gloria.
En resumen, evaluar nuestra personalidad-original debe de ser esencial; Y es que, como ya dije:
No concurras en más de lo mismo… punto y aparte.
Saber hasta cuándo es suficiente… punto y aparte.
Para concluir, he aquí un ejemplo del conferencista, Javi Sagan que expresa: “Porque al fin y al cabo las prioridades se pueden cambiar. Una labor tan ardua como establecerlas. Ya sabemos que abandonar es más complicado que comenzar, sobre todo cuando nos ha costado recursos: humanos y materiales”.
Incluso nos permitimos el lujo de decidir de forma más sentimental que racional y no porque sea complicado. Todo lo que consideramos racional se convierte en realidad, y todo lo real se revela como necesidad de materializar. Obviamente, las ideas deben de ser universales, llenas de convicción.
Considerando que para rendir honor a la personalidad original, debemos siempre tomar en cuenta que lo subjetivo y lo objetivo, deben estar acordes a nuestras leyes materiales del mundo exterior, en aras de garantizar la responsabilidad que se tiene con los demás en el entorno social.