El movimiento consumista dominicano
El día 15 de marzo es el Día Internacional del Consumidor, este 15 de marzo, encuentra al movimiento consumista dominicano, en una situación que podría calificarse de paradójico en razón de que desde 1999, dicho movimiento venía teniendo un crecimiento sostenido y logrando conquistas importantes, pero se registra un retroceso notorio en razón de que los espacios logrados podrían haber entrado en franco descenso dado el hecho de que ningún sector de los órganos sectoriales, se encuentra con representación orgánica de profesionales comprometidos con los objetivos constitucionales de los consumidores.
Puede afirmarse que el empresariado, quizás sin proponérselo, tiene el control de todas las instituciones que se supone tienen la obligación constitucional de garantizar derechos de tercera generación a los sectores que se entiende están en situación de vulnerabilidad. Reina el capitalismo salvaje.
Los entes reguladores no se sienten comprometidos con el mandato constitucional de protección al consumidor sino que obstan por cerrar filas con el empresariado, por razones políticas, profesionales o por preferencia pura y simple. Esta situación anula los objetivos programáticos que persigue la Constitución y que conforman el denominado Estado Social y Democrático de Derecho de que nos habla la Constitución en su artículo siete.
La razón de tal situación, debe buscarse en factores múltiples, primero, las denominadas organizaciones de defensa de los consumidores, sin haber llegado a su madurez, al igual que el movimiento sindical, han cometido errores que ponen en peligro su objeto. Un caso palmario es la situación de Pro Consumidor, allí se pasó de una intelectual orgánica de los consumidores a una burocracia amorfa, cuyo propósito gerencial consiste en borrar las conquistas logradas allí por los consumidores, arrodillar a las organizaciones y poner dicha entidad al servicio del capital empresarial bajo el reino de la arbitrariedad.
Claro, independientemente de la debilidad exhibida hasta ahora por los consumidores, está la labor de sapa de ciertos personajes de mentalidad y posición trepadora, que han facilitado el propósito empresarial-burocrático. El problema para estos es que con ello se trasgrede la Constitución y las leyes especiales de la materia, lo cual hace emerger el plano judicial como escenario propicio para exigir la validez de los principios programáticos de la Constitución en materia de derecho de consumo.
Por otra parte, no todo aquel que se dice defensor de los derechos del consumidor es tal, los lobos disfrazados de ovejas pululan y cuentan con comprensión e incluso preferencia político-empresarial. Por tanto, el día del consumidor plantea retos importantes al movimiento consumista nacional. Entre ellos: el exigir respeto por su representación orgánica allí donde existe y exigir la colocación de sus cuadros allí donde no existen aún.
Es deplorable que, por ejemplo, en el Indotel, se carezca de una representación orgánica en el ámbito concejal y que el Centro de Atención al Usuario del mismo, base sus decisiones en el artículo 1315 del Código Civil mientras ignora los artículos Uno y dos de la ley 358-05. Es decir: aplica como derecho preferente el decimonónico derecho del positivismo jurídico mientras ignora los razonamientos jurídicos del Estado Social.
Algo similar ocurre en el plano de la electricidad, la Superintendencia de electricidad, tiene una representación inorgánica y una burocracia genuflexa más comprometida con el Estado Legislador que con el Estado Constitucional. Lo propio puede decirse del sector salud, donde los lineamientos programáticos del Estado social y el contenido del artículo 61 de la Constitución, son ignorados alegremente.
El derecho a un medio ambiente sano (art. 67 de la Constitución y letra “i” del artículo 33 de la Ley 358-05) también es desconocido con toda impunidad debido a que el movimiento consumista todavía no alcanza a comprender que esta es también un área que debe trabajar hasta conseguir debido respecto por el mandato constitucional de lugar y oponerse a una burocracia indolente.
En fin, el día del consumidor, adquiere un matiz de lucha más que de logros o de estabilidad. De manera que la reflexión a que invita es a luchar contra el uso del cátchup, la sal, el azúcar, suplementos alimentarios, medicamentos falsificados y otros rublos, al tiempo que procura su cohesión interna, porque está claro que con la burocracia estatal no podrá contar. DLH-13-3-2016.