¿Al Cesar…lo que es de Cesar?
Por Edwin DeLaCruz/Periodista
El proselitismo y el activismo político-partidario, así como la participación como candidato a posiciones electivas del Estado Dominicano, han estado prohibidos, o quizás debamos decir que estuvieron prohibidas en las iglesias que se definen como evangélicas en el país, hasta el punto de que muchos de sus líderes catalogaban de pecadores a los miembros de sus iglesias que hacían causa común con la política.
Esta situación político religiosa fue fundamentada durante mucho tiempo en el pasaje bíblico de Lucas capítulo 20 versículo 25 donde Jesús fue cuestionado por los sacerdotes y escribas de la época, acerca de si es era lícito tributar al Cesar, su respuesta fue la siguiente: “Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”.
El Cesar, representativo del gobierno, Dios relativo a los espiritual, fue fundamento para crear un muro donde los cristiano no debían participar en los procesos políticos partidarios, porque eso correspondía a “Cesar” (los no Cristianos) y los que profesaban la fe evangélica solo podían dedicarse a los asuntos del “reino de Dios”.
Esta situación no fue exclusiva de República Dominicana, sino que en toda Latinoamérica se mantenía la convicción de que era pecado participar en la política.
-2.3 millones de evangélicos
Durante años los estrategas políticos de los diferentes partidos han buscado acercarse a las iglesias evangélicas, con el interés de conquistar su apoyo, especialmente luego de que el creciente números de feligreses evangélicos en las diferentes iglesias ya era notable en censos y encuestas.
Para el año 2006 la congregación evangélica y/o protestante alcanzaba ya un 16 por ciento de la población del país, según el Consejo de Unidad Evangélica (CODUE) y datos más recientes provenientes de la prestigiosa firma PewResearch Center, afirman que la afiliación protestante en República Dominicana al 2015 era de un 23%.
Esto quiere decir que en el 2006 habían 1.5 millones de evangélicos, mientras que para el 2015 ya había experimentado un importante crecimiento a 2.3 millones aproximadamente, todos con el derecho ciudadano de elegir o ser elegido.
Al día de hoy y dado el significativo crecimiento de la feligresía evangélica-protestante en el país, los líderes políticos continúan detrás de los “evangélicos” con la intención de ganar su simpatía y voto.
Mientras que a lo interno de las iglesias, en los últimos años muestra un despertar por los asuntos de la política, esta vez no solo en aportar votos, sino en llevar candidatos a posiciones electivas, encabezada por sus líderes: pastores, obispos y miembros activos.
Grupos de ellos, como es el caso de la Pastora Ana Inés Polanco, realizaron ingentes esfuerzos por lograr el reconocimiento del movimiento de integración cristiana (MIC), por el cual se postularía como candidata presidencial.
Elías Wessin Chávez, cambio el nombre del PQD por PQDC, Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano, para orientarlo a la simpatía del sector evangélico, luego de su conversión como tal. Actualmente se promueve como candidato a la presidencia.
Quienes profesan la fe evangélica en Santo Domingo Este, están sintiendo hace varios meses, los vientos que promueven al Pastor Dío Astacio como candidato a Alcalde, junto a un grupo de hombres y mujeres que le acompañan en la boleta municipal, pero también la boleta congresual, lleva al senado y a la Cámara de Diputados candidatos que provienen de la iglesia evangélica.
Igual situación de candidaturas de evangélicos las hay en los diferentes partidos, especialmente los emergentes, y todos buscan conquistar el voto de sus iguales.
-Despertar político
Este sector religioso en los últimos años, experimenta un avivamiento hacia la política participativa, con el interés de dirigir la nación desde las diferentes posiciones electivas: presidencial, congresual y municipal.
Ellos han hecho conciencia de que la feligresía evangélica de República Dominicana, tiene los votantes necesario para llevar un hombre o una mujer al solio presidencial y desde allí impulsar cambios trascendentes en la administración pública.
Pero el gran reto para quienes quieran ser electos con el voto de los evangélicos, sería lograr su unidad en el pensamiento político, porque en las iglesias hay simpatías político-partidaria, como cabezas hay en ellas, quien lo logre tendrá en sus manos el destino político del país.
Hasta ahora los evangélicos solo han logrado su unidad en los asuntos del “Reino de Dios”, como lo ha demostrado el pastor Ezequiel Molina, cada primero de enero en su concentración de la “Batalla de la Fe”, en el Estadio Olímpico.
Lic. Edwin DeLaCruz