Panamá, 14 mar (PL) Análisis del Sistema de Integración de Estadísticas Criminales refieren que las más grandes pandillas panameñas poseen hoy su centro de operación en Costa Rica, lo que constituye una bomba de tiempo para la seguridad de ambos países.
Investigaciones realizadas estiman que entre las fronteras de Panamá y Costa Rica hay 356 puntos ciegos que facilitan el tráfico de drogas y autos robados, el contrabando de productos y la trata de personas.
El estudio precisa que la nación vecina es el centro de almacenamiento de las sustancias ilícitas que se trasiegan por Panamá a través de Puerto Limón, provenientes de Colombia, Ecuador y Perú.
Según la Unidad Antipandillas de la Policía Nacional, las dos bandas más importantes del país, Bagdad y Kalor Kalor, tienen su sede de operaciones en Costa Rica, y no se descartan vínculos con las maras del triángulo norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) y los cárteles mexicanos de Sinaloa, Caballeros Templarios y el Golfo.
Esa situación despierta preocupación entre las autoridades, al igual que el modus operandi actual, en tanto ya los pandilleros no se muestran como vendedores al menudeo, sino que controlan rutas de tráfico a lo largo del país para asegurarse que la mercancía arribe a su destino: los cárteles mexicanos.
Para ello reclutan a jóvenes, quienes ganan 100 dólares diarios por cada kilo de drogas que cuidan, de ahí la negativa de muchos a integrar los programas de reinserción social como Barrio Seguro y los empleo que ofrece el Gobierno nacional, pues los salarios son muy bajos.
A este grupo poblacional se suman las mujeres, las cuales son reclutadas para protagonizar robos, actos de sicariato, extorsión y transporte de drogas.
Otra modalidad que destaca es el hurto pecuario, en tanto informes de Insigth Crime indican que los grupos organizados del crimen utilizan al ganado para transportar drogas junto a los cárteles mexicanos, que introducen en condones por el recto de estos animales, además en frutas y vegetales.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito describe que el modus operandi de las pandillas en el Istmo se asemeja a una "oficina de cobro", una nueva estructura en la que personas influyentes pagan comisiones para permitir la entrada de contenedores cargados de droga a través de puertos.
De acuerdo con cifras oficiales, en los últimos 10 años las organizaciones delincuenciales en Panamá aumentaron de 88 a 205; sin embargo, los grupos disminuyeron debido a la fusión de estos con las pandillas más grandes y mejor estructuradas.
Tal crecimiento disparó las tasas de homicidios en el país entre 2000 y 2010, con cifra récord en 2009 de 22,4 por 100 mil habitantes, de los cuales el 63 por ciento se concentró en jóvenes entre 15 y 29 años. Dichas estadísticas tuvieron un descenso de 2010 al 2014, no así el número de bandas criminales.