El ex representante de la OEA en Haití, Ricardo Seinteinfus, considera que la inexistencia allí de un estado no es la única dificultad para que haya negociación política, también los golpes de estado inducidos por la comunidad internacional, así como la imposición de presidentes como Michel Martelly, que atribuye a la ex secretaria de Estado Hilary Clinton.
Declaró que treinta años después de iniciada la transición de la dictadura de Jean Claude Duvalier finalizada en 1986, la Minustah tampoco consigue estabilizar el país que en cuatro años Martelly no llevó a elecciones.
Desde su ascenso el 14 de mayo de 2011 en que asumió, cuando Hilary ocupara la secretaría de Estado del gobierno de Obama, al 7 de febrero de este 2016 que cesó, Martelly no pudo convocar a elecciones en cuatro años, recordó el escritor brasiñeño autor de un reciente libro sobre “La Reconstrucción de Haití”.
Seinteinfus, entrevistado por Manuel Jiménez y Felipe Ciprián en Propuesta de la Noche por Digital 15, subrayó que en España, Portugal, Argentina, Chile y Uruguay los actores políticos pactaron durante la transición cosa que no ha sido posible en Haití.
“En cuanto no tengamos ese pacto (en Haití) la inestabilidad será permanente, y el primer punto del mismo es tener un consejo electoral permanente, en lugar de (grupos de presión) como las corporaciones (empresariales, sindicales, periodísticas, académicas)”, agregó.
Seintenfus, quien es catedrático universitario, visitó hasta este martes República Dominicana para poner en circulación su más reciente libro y aprovechó para sostener un encuentro con el Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, ingeniero Temístocles Montás, quien lo recibió en el Palacio Nacional acompañado de algunos funcionarios de esa dependencia, entre ellos Rosajilda Velez, Directora de la Unidad de Estudios del Caribe.
El ex diplomático y escritor declaró que antes de que representara en Haití al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, entendía que la democracia no es una mercan sino el resultado de un proceso histórico doméstico con altibajos, avances y retrocesos, frágil y, por tanto, sujeto de protección.
Manifestó que sus observaciones en Haití bajo tales premisas chocaban con la de gente que llegaba con fórmulas hechas para aplicarlas sin considerar que lo esencial es la institucionalidad, tener un estado que no puede ser desarrollado como si fuera una ONG.
Seinteinfus dijo que la propuesta de sacar a René Preval del poder e incluso del país en noviembre de 2010 le produjo un choque, sobre todo porque la misma provino del propio seno de la comunidad internacional.
Relató que eso habría sido el reconocimiento de un fracaso en relación con la Carta Democrática Interamericana que define como golpe, cualquier cambio en el mandato presidencial que no fuera hecho bajo las reglas constitucionales.
Dijo que fue a partir de ese noviembre de 2010 cuando las fuerzas querían dar ese golpe, cuando quisieron sacarlo a él de Haití, ante una cruda y difícil realidad de aceptar que eso se hiciera a un país miembro de la ONU y de la OEA.
“Es así como, casi un mes después, publiqué en un periódico suizo un balance de cómo se cometieron errores y advirtiendo no repetirlos. Y también es a partir de ahí cuando Insulza me llama y me pide salir de Haití y cesar como representante de la OEA. Infelizmente tuve razón, pues pasamos de noviembre de 2010 a ahora, a marzo de 2016, y tenemos los mismos problemas”, dijo Seinteinfus.
Migración
El entrevistado dijo que los pueblos dominicano y haitiano deben entender que pueden y deben trabajar para mejorar y cambiar su historia, pero jamás podrán cambiar ni mejorar su geografía, la que incluye una frontera común de 391 kilómetros.
“Yo vengo de un país, Brasil, que tiene quince mil setecientos kilómetros de frontera terrestre, hay de todo en esa frontera, una frontera viva, por lo que tenemos una experiencia de cómo tratar con las fronteras, cómo desarrollar de una manera conjunta la gestión de frontera. No tengamos ninguna ilusión, está en la naturaleza (del hombre) humana, intentar mejorar su vida. Entonces si hay este nivel de desarrollo tan distinto, siempre habrá una presión en la frontera. Si se pone un muro, se pasarán por el mar”, comentó.
Consideró que para la República Dominicana lo central es cómo ubicarse mejor en la estrategia internacional sobre Haiti luego que igual que Cuba fuera objetada por
Estados Unidos, Canadá y la ONU para integrar la comisión internacional de reconstrucción de Haití, a pesar de haber acudido primero en auxilio tras el terremoto de 2010 y en el caso de Cuba de tener misión médica en Haití desde 1998.
“Hay tres millones de haitianos hambrientos que pueden llegar a ser cinco, la mitad de la población, y en esas condiciones no es posible crear democracia. Haití no puede vivir sin el concurso de la República Dominicana, de Cuba y del Caricom”, previó.
En cuanto al rol de los Clinton en Haití el escritor dijo que allí conviven dos versiones, una optimista que considera una suerte que la pareja más importante de la política internacional de los últimos años se interesa por los haitianos, y la otra pesimista que considera ese hecho mala suerte, por entender que la presencia de los Clinton les impide tener autonomía y soberanía.
“Hay intereses cruzados sobre los Clinton, pues un hermano de Hilary ha recibido una concesión de una mina en Haití, donde pululan muchos negocios. Haití se transformó en quizás, de una manera general, en la industria más próspera del mundo, la de la miseria, y Haití es el país más miserable” en el mundo.