Washington, 24 mar (PL) Un descenso en el uso de las computadoras en casa, sin ninguna causa lógica aparente, podría señalar el inicio de un declive cognitivo, asociado a la enfermedad de Alzheimer, según los resultados de un nuevo estudio.
De acuerdo con la edición más reciente de la revista Noticias de la Ciencia y la Tecnología el ordenador doméstico podría convertirse en una herramienta útil para detectar esos síntomas primarios, antes incluso de que el problema sea detectado por las personas alrededor del afectado o por él mismo.
El equipo encabezado por la doctora Lisa Silbert, de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón en Estados Unidos, encontró una correlación notable entre un menor uso diario del ordenador y la aparición de rasgos en el cerebro vistos habitualmente en los pacientes que pasan por una etapa inicial del Mal de Alzheimer.
Valiéndose de escaneos por resonancia magnética, los especialistas midieron el volumen del hipocampo, una región cerebral importante para el funcionamiento de la memoria, en adultos con edades de 65 o más años, que no tenían demencia ni problemas cognitivos.
"Un volumen disminuido en el hipocampo es una señal bien conocida, o biomarcador, del Mal de Alzheimer y de su desarrollo inicial", destací Silbert.
El equipo halló que una hora adicional de uso diario del ordenador estaba asociada a un volumen del hipocampo un 0,025 por ciento más grande.
Un tamaño más pequeño es un indicador de mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
La revista aclara que los investigadores continuarán haciendo un seguimiento de salud a estos participantes para ver si su volumen de hipocampo más pequeño y un uso menor del ordenador predicen un declive cognitivo futuro.
Los síntomas más comunes de ese trastorno son la pérdida progresiva de la memoria, la confusión y desorientación en el tiempo y el espacio, extraviar cosas o dejarlas o esconderlas en lugares poco usuales.
La agitación, la inquietud y el nerviosismo, así como mostrarse cansado, callado, triste, deprimido, tenso, inquieto, irritable o agresivo, son otras señales de que el individuo padece ese mal neurodegenerativo.
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