La Habana, (PL) Las multiplicidades sonoras del jazz armonizan la nueva película del cineasta cubano Esteban Insausti mediante tres historias que tienen como denominador común la envidia, sentimiento abominable incluido entre los siete pecados capitales.
Por Cosset Lazo Pérez*
De acuerdo con el realizador, no se trata de un largometraje musical, sino de un reflejo del conflicto que tienen muchas personas ante la gloria ajena.
Con guión del propio Insausti y dirección musical de Juan Manuel Ceruto, la cinta está conformada por tres relatos ambientados en distintas épocas: Saxo tenor (últimos años de 1950), Contrabajo con arco (finales de la década de 1980) y Piano solo (fin del siglo XX y principios del XXI).
La endivia es un drama universal, de ahí el interés del realizador en no circunscribir la película a un lugar determinado y también dotarla de elementos que permitan mostrar una historia intemporal, capaz de funcionar en cualquier parte del mundo.
Al decir de su director, en Club de jazz reina la sombra, matizada con actuaciones contenidas porque las emociones están más bien a niveles viscerales.
Una amplia gama de grises contrastará con las escenas en blanco y negro del largometraje para ofrecer un espectáculo visual armonizado por el jazz, género musical libre y espiritual.
Producida por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) y con el apoyo del Programa Ibermedia, Club de jazz une las miradas de dos fotógrafos (Ángel Alderete y Alejandro Pérez), algo sin antecedentes en el cine cubano.
Con un club nocturno como eje principal de cada historia, en el nuevo filme de Insausti confluirá el talento de los actores Luis Alberto García, Héctor Noas, Mario Guerra, Claudia Valdés y Raúl Capote, entre otros. Además, servirá como carta de presentación de noveles intérpretes locales.
DETRÁS DE LAS CÁMARAS
"Mi personaje tiene muchos puntos de contacto con figuras grandes del jazz y de la música en general que son genios a nivel artístico y en algún momento pierden la perspectiva por el consumo de drogas y alcohol", adelantó el actor Raúl Capote, protagonista del segundo cuento de la película.
Israel es un hombre que vive al límite de la vida, rodeado de buenas cosechas a nivel musical pero con carencias en lo personal, añadió el intérprete, conocido por sus intervenciones en las cintas cubanas La piscina (Carlos Machado) y Espejuelos oscuros (Jessica Rodríguez).
Para ponerse en la piel del personaje, Capote aprendió a tocar el bajo pues en la película no hay dobles, experiencia que supuso un gran reto en su carrera pues fue la primera vez que se enfrentó a un instrumento musical.
De la mano de la actriz cubana Claudia Valdés, Prensa Latina pudo conocer otros detalles del rodaje que tiene lugar en los Estudios Fílmicos de Cubanacán, en la capital cubana.
Valdés, quien anteriormente trabajó con Insausti en el largometraje Larga distancia, también participa en el segundo cuento del filme al interpretar a Carmen, esposa del bajista.
"Esta mujer y yo no nos parecemos en nada. Es muy sufrida. Lo único que tenemos en común es que las dos somos capaces de hacer cualquier cosa por amor", precisó la actriz.
Por su parte, Mario Guerra encarna a Amado, una especie de músico devenido crítico, al que supuestamente lo unen lazos de amistad con Israel (Capote).
"Este es un hombre no realizado personalmente que se mueve en zonas oscuras", afirmó Guerra, considerado uno de los intérpretes más talentosos de la escena cubana actual.
Según el actor, Insausti escribió el personaje pensando en él, motivo por el cual la realidad de Guerra establece conexiones directas con la ficción del relato.
Club de jazz es la película cubana que más se adentra en el rico universo sonoro del jazz y de acuerdo con su productor Rafael Rey, resulta una de las más complejas que se ha propuesto el Icaic en los últimos tiempos.
El rodaje de la más reciente cinta de Insausti, que retrata la creación vista desde el dolor, la agonía y el drama de tres artistas, deberá concluir el próximo 15 de abril.