¿Una nueva esperanza para América Latina?
En estos momentos es el presidente de Estados Unidos de Norteamérica de mayor aceptación en América Latina.
Recientes sondeos de medios de comunicación estadounidenses dan altos niveles de aprobación al presidente Barack Obama ante su reciente recorrido por Latinoamérica.
Logró lo que sus antecesores en la Casa Blanca no pudieron decirles a las autoridades y pueblo de Cuba en su propia casa, sin recurrir a amenazas ni presiones.
“Estoy aquí para enterrar el último vestigio de la guerra en América y para construir una nueva era de entendimiento que ayude a mejorar la vida de los cubanos”, expresó Barack Obama en la rueda de prensa conjunta con su homólogo de Cuba, Raúl Castro Ruz, tras una reunión privada en el Palacio de la Revolución.
La gran interrogante de cara al futuro inmediato es si la visita oficial de Barack Obama a Cuba y Argentina, ¿abre una nueva esperanza para América Latina?
Los estrategas norteamericanos en política exterior deberían evaluar seriamente cómo en los actuales momentos los latinoamericanos reciben al presidente de Estados Unidos.
Tal como lo dijo el propio Obama en Cuba “todos los habitantes del Continente somos americanos y vecinos”. Es decir, que francamente los verdaderos amigos de los estadounidenses están en nuestra América morena.
Desde esta región no se ha preparado ningún plan terrorista contra la potencia del norte ni existe ese odio tan marcado que exhibe la comunidad fanatizada musulmana, particularmente los fundamentalistas y extremistas de ISIS y Al Qaeda contra los norteamericanos.
Estados Unidos tiene que seguir fortaleciendo una relación pro activa con sus vecinos latinoamericanos basada en una visión de hermandad, reciprocidad, colaboración y de respeto mutuo.
Obama en Cuba
Su presencia en La Habana, capital de Cuba, fue impactante, entusiasta, emotiva y caracterizada por una agenda revestida en simbolismo, donde las figuras del héroe nacional José Martí y Ernesto–Che-Guevara tuvieron presentes.
La fotografía que el propio Obama pidió a su fotógrafo que le tomara en la Plaza de la Revolución con la figura emblemática del Che Guevara de fondo tiene muchas lecturas.
Una de ellas es que las autoridades estadounidenses reconocen en el legendario guerrillero de origen argentino un ser humano excepcional, pese a las profundas diferencias ideológicas y políticas que les separaron.
La simbolización quedó marcada además por el recorrido de Obama y su familia caminando por “La Habana Vieja” bajo un intenso aguacero; cenando en un restaurant, asistiendo al partido de pelota entre Cuba-Rays de Tampa Bay en el Estadio Latinoamericano, jugando dominó con “pánfilo” personaje que encarna un reconocido humorista cubano y respondiendo los gestos de aceptación que generó su presencia.
Los cambios en Cuba seguirán el ritmo de un largo proceso cuyos inicios evidencian que el pueblo cubano está dispuesto a mirar hacia el futuro con optimismo y determinación.
Han sido 54 años de profunda separación, de un espacio político e ideológico marcado por serias crisis que llevaron a ambos países al borde de un conflicto de proporciones inimaginables.
“Sí se puede” esa fue la última expresión en español del histórico discurso del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el Gran Teatro Nacional Alicia Alonso, abarrotado por cubanos de diferentes generaciones.
Allí frente al presidente de la República de Cuba, Raúl Castro, integrantes del gobierno cubano y de centenares de jóvenes y adultos, reflexionó sobre el futuro inmediato de la Isla Caribeña.
El Embargo
“El embargo se va a terminar; cuándo, no puedo estar del todo seguro, pero creo que este camino por el que vamos continuará más allá de mi administración”, expuso Obama.
La imagen de Barack Obama interactuando con diversos sectores de Cuba y Argentina podría marcar una nueva era en las relaciones de Estados Unidos con América Latina.
Pienso que este carismático líder político estadounidense logra un jonrón y se anota un gol cuando reconoce errores del pasado extendiéndole la mano de la amistad y la paz a ambos pueblos.
Los aplausos y el calor humano que recibió el presidente de Estados Unidos, especialmente en Cuba, proyectan un significativo cambio en las relaciones con Latinoamérica.
En su alocución en el Gran Teatro Alicia Alonso en La Habana, Obama admitió que la política de bloqueo contra Cuba no ha funcionado.
A seguidas dijo que se trata de una política errada la aplicada por Estados Unidos durante más de cinco décadas en la mayor de las Antillas.
“¿Por qué ahora?, ¿Por qué ahora?”, expuso Obama indicando de inmediato que muchas personas se formulan esa pregunta. Mientras hablaba, sus palabras eran medidas y escuchadas atentamente por un auditórium que no escondía su sorpresa ante el momento histórico vivido.
“Y hay una simple respuesta, lo que estaba haciendo Estados Unidos no funcionaba. Tenemos que tener la valentía de reconocer la verdad. Una política de aislamiento diseñada para la guerra fría no tiene sentido en el siglo 21”, expuso el gobernante estadounidense.
Las apariciones de Obama en territorio cubano alcanzaron una dimensión mundial no tan solo por tratarse del presidente de la primera potencia en el planeta, sino igualmente por la inteligencia y prudencia en que se manejó. En efecto, la pareja presidencial proyectó una imagen de humildad lo cual fue reconocido por los propios cubanos y la prensa internacional.
“Vine aquí, para dejar atrás los últimos vestigios de la guerra fría en las Américas. Vine aquí, extendiendo la mano de la amistad al pueblo cubano”, adelantó en medio de fuertes aplausos y expresiones gestuales de aceptación.
Rosa blanca de la paz
Al citar el celebrado poema de José Martí “cultivo una rosa blanca”, el mandatario norteamericano extendió un saludo de paz al pueblo cubano.
Y posteriormente, tuvo la inteligencia y el tacto político de expresar que “el futuro de Cuba tiene que estar en las manos del pueblo cubano”.
Reconoció logros alcanzados por la República de Cuba en la educación y la salud que han sido incluso transportados a otros países del mundo.
Obama confió en que Cuba seguirá jugando un papel muy importante en el Continente y en el mundo, “y espero que ustedes lo puedan hacer como socios de Estados Unidos”.
Ha sido un punto de partida de dimensión histórica por tratarse del primer mandatario estadounidense en 88 años que pisa suelo cubano, y el primero tras 54 años del rompimiento de los vínculos políticos, económicos y diplomáticos.
“La historia de los Estados Unidos en Cuba involucra revolución, conflicto, lucha, sacrificio y ahora reconciliación. Es hora ya de olvidarnos del pasado, dejemos el pasado, miremos el futuro, mirémoslos juntos. Un futuro de esperanza”, narró Obama.
El periplo de Barack Obama en Cuba y Argentina ha sido exitoso y uno de sus objetivos centrales es replantear y aplicar un nuevo espacio en las relaciones con ambas naciones latinoamericanas, así como cicatrizar heridas que generaron las políticas injerencistas aplicadas por Norteamérica en la región.
Diplomacia del Tango
En Argentina, el presidente de Estados Unidos no sólo pidió perdón a los familiares de más de treinta mil desaparecidos tras el golpe militar contra la presidenta María Estela Martínez de Perón, conocida popularmente como Isabel Perón, en 1976, y la implementación del denominado “Plan Cóndor” con ayuda y estrategia del Pentágono sino que igualmente anunció que su gobierno procederá a abrir los archivos de la dictadura del país suramericano.
La diplomacia de Obama incluyó también el baile del tango; rubricó acuerdos bilaterales y participó en una conferencia de prensa conjunta con su homólogo argentino Mauricio Macri y lanzó rosas blancas al mar en el Parque de la Memoria y el monumento a los "desaparecidos".
Allí abogó porque “nunca más” se repita la dolorosa historia sufrida por el pueblo argentino.
El gobierno de Barack Obama busca reconciliar a Estados Unidos con Latinoamérica tratando de reducir el impacto emocional de las huellas dejadas por las crueldades de dictaduras que contaron con el auspicio de Washington.
Domingo, 27 de marzo del 2016