A Fafa
Su vida no fue una tragedia
como todas las tragedias femeninas.
No fue una desgracia
como todas las desgracias femeninas.
No fue abusada cuando niña,
Ni nació entre los escombros de la pobreza.
Sin embargo, su vida fue una osadía,
un desafío,
un atrevimiento,
un camino,
un salto hacia el otro lado,
una ideología contrapuesta,
una utopía ignorada,
una apuesta por la igualdad.
Una guerra.
Una voz.
Una quimera.
Una luz.
Dijo no cuando lo creyó.
Dijo sí cuando lo pensó.
No se detuvo nunca
Caminó de un lado a otro con una sonrisa.
Voló como golondrina
presagiando un futuro de mujer.
Recorrió mundos con su antorcha de esperanza
Anduvo ciudades y campos con su palabra emancipadora.
Habló por todas en todas partes.
Sin miedo.
Sin prejuicios.
Sin odios.
Sin la angustia del espanto.
Abrazó una idea.
Y luchó por ella.
Y la llevó como una cruz por los desiertos de la vida
sin convertirse en mártir.
Vivió como pensó,
como soñó,
como quiso, no como quisieron que fuera.
Sin traicionar ni traicionarse.
Mujer única.
Total.
Completa.
Imprescindible
como todas las mujeres de su estatura.
Invencible estando vencida.
Espartana luchando contra la muerte.
Sin dobleces
Sin rendirse
Sin amilanarse
Sin arrodillarse estando derrotada.
Sin negarse a sí misma ni siquiera frente a la muerte que la llamaba.
Gladiadora de la vida.
Intrépida
Audaz
Fuerte
Inconmovible.
Inquebrantable.
Una muralla de sentimientos
Una fortaleza de ideas.
Magaly se llamará siempre.
Su muerte me rasga el corazón que no entiende.
Me entristece el alma que no comprende.
Me produce una herida que sangra
sin remedio.
La muerte de Magaly me duele por dentro.
Como si fuera mía…
JUAN T H Marzo 2016