La confusión que deja un discurso ditirambo
¿Qué es la lucha contra el Cambio Climático? Una de las posibles respuestas es ayudar a un país, a las comunidades, a la gente a entender la exposición a la que se está expuesto por los cambios, ya sean éstos naturales o forzados por la intervención imprudente del hombre y sus actividades, y a planificar formas para mitigar el impacto y salvar vidas.
Si esto es así, ¿qué busca el autodenominado Comité Nacional de Lucha Contra el Cambio Climático (CNLCC) de medio en medio, cuestionando licitaciones, contratos, asuntos técnicos y financieros alrededor del proyecto de construcción de las plantas de Punta Catalina? Habrá en ese afán de Enrique de León y demás integrantes del comité alguna estrategia, algún proyecto de prevención o mitigación frente a un posible desastre ocasionado por un cambio en el clima?
El activismo de Enrique de León, cazando con la escopeta del oportunismo en los alrededores del proyecto energético Punta Catalina, nos trae a todos altamente confundidos. Uno entiende que no es tarea específica de un comité, que dice preocuparle el cambio climático, ocuparse ahora de asuntos técnicos, financieros y de ingeniería en el sector energético.
¿Es luchar contra el cambio climático, por ejemplo, plantear que el gobierno dominicano tendría que devolver US$200 millones que un grupo de bancos europeos prestó para el pago de los fabricantes en Estado Unidos de la turbina y la caldera de una de las plantas de Punta Catalina y para un adelanto al seguro del financiamiento acordado con esas entidades?. ¿Dónde está la exposición de un plan de prevención y mitigación de desastres relacionados al cambio climático, con un discurso así? ¿Cambio climático o cambio de planes?
En nombre del cambio climático no es posible involucrarse en “cadenas humanas” para reclamar destituciones de funcionarios; en nombre del cambio climático no se entiende que se venda la idea de que está más preocupado por los asuntos financieros internos del proyecto Punta Catalina, ni que sea la preocupación principal de ese comité cómo se contamina con informaciones por encargo, sin sustento técnico, científico ni administrativo para demostrarlo.
En nombre del cambio climático no es elegante politizar un mecanismo aceptable de lucha comunitaria por el país y su seguridad ambiental, para convertirse en vocero de una parte de los intereses que no resultaron ganadores de la licitación pública que convocó la CDEEE para construir Punta Catalina. En nombre del cambio climático no es posible que prospere un discurso difamatorio en el que se sugiere poca transparencia en el proceso de licitación de la central termoeléctrica.
No se entiende como cambio climático que Enrique de León haya estado años denunciando los resultados de una licitación pública, que fue auditada por una firma extranjera con más credibilidad que el comité del Cambio Climático, las cadenas humanas, “Poder Ciudadano”, y los partidos que están detrás.
El Cambio Climático de Enrique de León debe entender que hay un refrán en dominicana que reza “lo barato sale caro”. Y por encima de eso había requisitos administrativos, técnicos y financieros en los cuales la competidora Gezhouba Group Corporation, no alcanzó los puntos mínimos requeridos de más de 40, habiendo sido superada en todas las etapas por las empresas que fueron escogidas por haber ganado la licitación sobre las bases en las que participaron todas.
Un Cambio Climático no debería dejar de preparar planes, proyectos para salvar vidas y mitigar los impactos sobre los efectos del clima, para ocuparse de los ditirambos administrativos, técnicos y financieros de un proyecto energético, porque al descuidarse de su tarea para la que fue el comité creado puede sorprender a la humanidad que se comprometió defender un efecto del cambio climático sin la debida orientación y asistencia del Comité Nacional de Lucha Contra el Cambio Climático.