Una cosa es el equilibrio macroeconómico sostenible y otra el equilibrio macroeconómico sectorial o mediático. El primero toma en cuenta la independencia financiera y económica que no tenemos, o el bienestar nacional que no tenemos; el segundo combina el bienestar o estatus quo del "Estado social y democrático de Derecho donde el Presupuesto General del Estado nada tiene que ver con la independencia financiera y económica de la República Dominicana sino con la estabilidad financiera del sector público dentro de lo que yo llamo "Estado Político y/o Supra Estado Colonial" que tenemos desde 1962 a la fecha.
Son diversos los factores que amenazan la estabilidad financiera del sector público dentro de este tipo de Estado, entre los que se destaca la deuda pública consolidada y el déficit del sector público, vistos como razones de peso para el inicio a un pacto fiscal sugerido por el Fondo Monetario Internacional (FMI). En este caso la reforma o pacto fiscal viene siendo una medida de carácter público que busca nivelar los desbalances del equilibrio macroeconómico sectorial o mediático según déficits presupuestarios provocados por gobiernos de turno.
No es secreto para nadie que el "Estado social democrático y de Derecho" ha perdido la virtud o capacidad de generar riqueza partiendo de sus propias entrañas, contrario a la virtud o capacidad de de los sectores productivos de producir riqueza para contribuir con el bienestar nacional. Esto explica el crecimiento económico del 7% alcanzado por la República Dominicana en 2015 como trofeo de los sectores productivos, no del Estado Político y/o Supra Estado Colonial, donde los primeros ponen el huevo y el segundo lo cacarea.
Si hacemos una suma, el equilibrio macroeconómico sostenible no es sectorial ni mediático sino equivalente a un bienestar nacional compatible con una mayor producción de bienes y servicios derivados de una productividad que haga reverdecer la capacidad productiva del sector público junto con la que exhiben los sectores productivos con el fin de reducir la desigualdad que se observa en los niveles de empleo y pobreza en la República Dominicana. En ausencia de eso lo que está en boga es el "neoprogresismo populista y democrático" del "Estado Político y/o Supra Estado Colonial".
Para que el lector tenga una idea del "neoprogresismo populista democrático" todo comenzó con el desmoronamiento del "Patrimonio Empresarial del Estado de la Era de Trujillo" hasta llegar a su degradación final con la promulgación de la Ley No.141-97 del 10 de junio de 1997 llamada "Ley de Reforma de la Empresa Pública", a partir de la cual el estado minimiza su producción o productividad y maximiza el gasto público, los servicios sociales y las inversiones en infraestructura y viviendas, como notará el lector más adelante.
Puede que sea o no la hora de sopesar una reforma o pacto fiscal. Pero antes de que eso suceda refiero al lector la Teoría de la Desigualdad (Ref./Google: "PIB 2.0 – Pacto por la Productividad") publicada en los medios digitales en abril de 2014. En lo que a mi concierne discuto con cualquiera dicha teoría para defender un pacto público-privado que permita a ambos sectores cacarear juntos el huevo del crecimiento, o mejor dicho, el huevo del desarrollo económico sostenible, algo totalmente diferente al bienestar o estatus quo del "Estado social y democrático de Derecho".
Visto lo anterior y las diferencias de equilibrio macroeconómico señaladas al principio, cualquier tipo de pacto, incluyendo el pacto fiscal, de ser el caso, no debe poner en riesgo el equilibrio macroeconómico sostenible, y que me perdone el FMI, quien al parecer solo toma en cuenta el sector público. En sentido general (o a nivel mundial) el radio de acción del FMI se limita al equilibrio macroeconómico sectorial o mediático, si caemos en cuenta que la idea de un "Estado productivo" le quita toda la razón de ser al FMI (Ref./Google: "Estado productivo o populista").
Hagamos un poco de historia. Según el artículo "Los bonos globales, la vía más rápida para la hipoteca del país" (Diario Libre. 24/12/15) las últimas elecciones presidenciales le costaron al país "un déficit público consolidado para finales de 2012 (que) se proyecta en 8.5% del PIB, casi el doble del nivel de 2011″, según declaraciones de la misión del FMI que visitó República Dominicana en noviembre de 2012. Para finales de 2016 el FMI proyectó en 49.5% del PIB la deuda consolidada del sector público y en 5% del PIB el déficit público consolidado. Estos son solo indicios para una posible pacto fiscal donde algunos sectores empresariales le hacen juego al equilibrio macroeconómico sectorial. A dónde has ido Joe Dimaggio?
Independientemente de los altos montos que conforman el Presupuesto General del Estado cada año (RD$663,588 millones en 2016) la inversión pública en los últimos tres años fue de RD$130,586 millones (promedio RD$43,528 millones por año), lo que da entender el poco peso de la inversión pública dentro de los montos anuales del presupuesto en comparación con otros gastos del gobierno sin importar su naturaleza. No hay más datos a falta de la publicación mensual de ingresos y egresos del presupuesto en los medios escritos como era la práctica en la segunda mitad del siglo XX, como forma de control y transparencia del gasto público.
Que me perdone el FMI pero sin tener en cuenta esta grave falta o "indelicadeza" del "neoprogresismo populista y democrático" tampoco se puede interpretar la economía en base a "factores externos" tales como la disminución de los precios del petróleo y la "recuperación del consumo de Estados Unidos en complemento con componentes aleatorios internos que propiciaron el crecimiento económico del 7%". Esto se desprende del último informe del FMI como "menisco entre huesos" que haga posible la firma del pacto fiscal. O sea que aquí no ha pasado nada. Estamos en el país de Alicia, el de las maravillas.
Luis Eduardo Díaz Franjul
[email protected]
[email protected]