Por: Eugenio Martín Tavera Almánzar.
Economista y político.
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Votar es un acto de suprema, de máxima responsabilidad.
Es una decisión y demostración de identidad nacional: de compromiso, de sentirse parte del lugar donde vives y donde hay derechos y deberes de definir el presente y el futuro.
Votar es usar el arma más poderosa que ha creado la inteligencia humana: más que un ejército, más que las bombas atómicas y de hidrógenos, pues con ella mantenemos o cambiamos gobiernos sin derramamiento de sangre.
Votar es tan importante que ha creado guerras y ha roto privilegios y discriminaciones de castas privilegiadas que se creían exclusivas para ellas solas decidir el futuro de las naciones.
En las votaciones, el voto del más indigente vale igual que el más grande de los multimillonarios.
Durante siglos estuvo prohibido votar a diferentes sectores poblacionales: a las mujeres, analfabetos, juventud, pobres y otros. El derecho de votar para decidir es uno de los más importantes de los 65 derechos humanos reconocidos por las Naciones Unidas.
Un voto puede decidir quién sea presidente, Senador, Diputado, Alcalde o Regidor…pero como quiera el ganar es producto de la suma de cada voto.
Al votar tú decides por ti: al no votar tu permites que otros decidan por ti…y quizás en contra de ti, tu familia…o de tus intereses, gustos, preferencias, deseos o aspiraciones.
Votar es ponernos al frente de nuestros destinos, es levantarnos y luchar por lo que creemos mejor.
"Los malos triunfan donde los buenos son indiferentes" nos decía José Martí Pérez, mártir de la guerra de independencia Cubana, por eso la indiferencia es una gran vergüenza.
Sólo los vagos y los cobardes no votan.
Hay que votar, y hacerlo con valor, decisión, firmeza, determinación, energía y entusiasmo.
Sólo los inconscientes, indiferentes e irresponsables no votan pudiendo hacerlo.
Votar en privado es hablar en público, expresando nuestra opinión acerca de la marcha del país.
Sólo a los que no les duele su país y su familia no votan, pues por omisión permiten que los peores gobiernen, con lo cual se hacen cómplices de ellos.
Quienes son serios, emiten un voto útil, un voto de calidad, un voto consciente, un voto por los que creen mejores, independientemente de los resultados esperados.
Para los hombres, votar implica tener los testículos bien puestos…y andar con ellos!
Para las mujeres, votar es un acto de coraje para enfrentar y vencer todas las dificultades en aras de defender su país y sus seres queridos.
Aunque una ideología, una corriente de pensamiento, un grupo político, social o económico, un partido político o un candidato no ganen en unas elecciones, la cantidad de votos recibidos puede incidir para proyectarlo como una opción exitosa ahora y triunfadora en el futuro cercano, además de una advertencia actual acerca de la opinión de disidencia de los demás.
El voto ventajista, inmediatista, oportunista,no tiene compromiso moral con el país.
Los que se sienten bien y han obtenido ventajas de los gobiernos siempre van a votar para defender y mantener o incrementar sus beneficios: los que jamás deben faltar a la convocatoria de las urnas son los más perjudicados en el presente y en el futuro por esos gobiernos, pues deben acudir en masas para emitir un voto castigo por su mal proceder y así motorizar el cambio necesario y requerido por las grandes masas nacionales.
El voto debe ser como la política: activo, consciente, voluntario y gratuito.
Un voto moral por la nación es el que necesitan los pueblos para liberarse de lo peor y ascender en el camino del progreso social y el desarrollo económico.
Cuando un pueblo se expresa con su voto, el cambio es inmediato, pues nadie lo detiene.