Por Radhamés Gómez Sánchez
El físico y químico británico John Dalton (1766-1844), conocido como el padre de la física moderna por haber desarrollado la primera teoría atómica de la materia, se tornó inmortal por sus obras tan importantes, pero su fama fue aun mayor por una enfermedad que padecía y que no había sido descrita hasta entonces: la dificultad para distinguir colores. Compartía esta deficiencia con su hermano. La describió en 1794 en Hechos extraordinarios sobre la percepción de los colores, y él mismo la denominó daltonismo. Esta patología es de origen hereditario, y su aparición está vinculada al cromosoma X, que determina el sexo femenino: se trata de un caso típico de herencia ligada al sexo. Como las mujeres tienen dos cromosomas X, uno del padre y otro de la madre, es necesario que ambos progenitores sean portadores del gen deficiente para que la dolencia se manifieste en una mujer. Como los hombres tienen un solo cromosoma X, basta con que este le sea trasmitido por su madre para que padezca daltonismo. Por esta razón, los daltonianos del sexo masculino son siete veces más numerosos que las mujeres que lo sufren. El daltonismo se manifiesta de dos maneras: como acromatopsia o ceguera completa para los colores, en la que todos los matices se perciben como variedades de gris, y como discromatismo, que consiste en la incapacidad de distinguir el rojo y el verde o, menos frecuentemente, el azul y el amarillo.