La primera pregunta que algunos nos formulamos cuando el Partido Revolucionario Moderno creaba expectativas sobre la presentación de un audiovisual en el que diría lo que el presidente Danilo Medina oculta: ¿Por qué viernes en la noche?
Es el peor día para generar impacto político porque el ánimo de la gente es de ocio y el sábado no amanecerán desde tempranito los principales programas de radio y de televisión debatiendo el contenido del material, ni los impresos disponen de la lectoría de otros días y bien pudiera surgir el domingo un tema que desplace al que se intentó colocar la noche del viernes.
Pero entre los que concibieron la idea había presente un elemento muy importante: en la mañana del sábado se daba apertura en el país a la reunión de medio año de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), con un discurso del presidente Danilo Medina, y como entendían que el gobierno podía reaccionar actuando contra los medios que difundieran el video, quedaría entrampado en un expediente de vulneración de la libertad de expresión.
Estaban muy conscientes que por su contenido difamatorio, injurioso y calumnioso era una papa caliente para los canales de televisión abierta que no iban a correr el riesgo legal de difundir un contenido pregrabado sobre el que no podían alegar desconocimiento, pero que sacando provecho del morbo de la censura convertirían el video en viral, y casi lo logran, pero fracasaron porque no contaban con otros elementos.
Al poner a los canales frente a una disyuntiva en la que no podían evadir responsabilidad, estos se verían precisados a actuar, pero de una forma en la que la irresponsabilidad de los difusores del material quedaba al desnudo, porque un veterano de mil batallas que se llama José Luis Corripio Estrada, les colocó la bola en su propia cancha y pidió que el candidato presidencial que promovía eso o los directivos de su partido, dijeran las mismas cosas que sostenían en el audiovisual dando la cara y asumiendo toda responsabilidad, pero se negaron a hacerlo, puerco no se rasca en jabilla.
Entonces el alegato de censura no surtió impacto y fue desmentido directamente por el más influyente de los miembros de la Sociedad Dominicana de Diarios, filial de la SIP, sin que el Gobierno tuviera que involucrarse.
Cualquier beneficio de difusión en redes ha sido insignificante frente a todas las críticas que ha levantado, porque el juego sucio quedó muy evidenciado.
Con un descaro patológico se presenta la licitación de las plantas a Carbón como una componenda corrupta entre los presidentes Lula da Silva, Dilma Rousseff y Danilo Medina, articulada por Joao Santana para favorecer a Odebrecht, calumnia que ni el candidato de ese partido ni ninguno de sus directivos se atrevería a sustentar en una entrevista de radio o televisión porque no había manera que se consiguiera la connivencia de la firma estadounidense Stanley Consultants, que elaboró los términos de referencia y dirigió la licitación para que se apartara de los principios que la han regido durante más de cien años y arrojara su prestigio por la borda prestándose a una maniobra fraudulenta.
La firma Odebrecht en República Dominicana ha declarado que no tenía ningún vínculo con el señor Joao Santana y las investigaciones sobre el caso Lava Jato, nada tienen que ver con las obras realizadas en nuestro país, pero se insiste en fabricar una conexión con la finalidad de hacer daño.