No importa lo que diga el “Ministerio de Encuestas” del Palacio Nacional sobre la popularidad del presidente Danilo Medina –que de seguir como van sus mediciones sobrepasará el 100 % antes del 15 de mayo- la verdad, dura y cruel verdad, es que está por debajo del 50 % augurando una segunda vuelta que promete ser catastrófica.
No hay maneras de que Danilo gane las elecciones, a menos que no sea a través de un fraude amparado en el control de todos los aparatos del Estado, y de todos sus recursos económicos, con el respaldado de los medios de comunicación y los llamados “líderes de opinión” en los que invierte cientos de millones de pesos diario de múltiples maneras.
Limpiamente, voto a voto, Danilo no le gana las elecciones a Luís Abinader. El pueblo está cansando de todos los años más de cien mil millones, que bien pueden ser utilizados en obras de bien social, terminan en los bolsillos de los funcionarios y sus testaferros.
Si las elecciones fueran transparentes, diáfanas, democráticas y libres, Danilo perdería en primera vuelta mucho a poco porque los ciudadanos decentes y honrados, que constituyen la mayoría, están harto de tanta corrupción, de tanto robo, saqueo, desempleo, inseguridad, alto costo de la vida, nominillas, botellas, endeudamiento irresponsable, mentiras y engaños.
La gente sabe que el “Ministerio de Encuestas” del Palacio Nacional que dirige José Ramón Peralta es una fábrica de mentiras para intentar cambiar la realidad construyendo una percepción de victoria arrolladora totalmente falsa apoyada por los medios de comunicación y las bocinas cada vez mejor pagadas. La gente no es tonta, la gente sabe que esas encuestas buscan confundir y desmoralizar a los ciudadanos que aspiran a un cambio.
Luís Abinader y Carolina Mejía, apoyados por el pueblo, tienen como tarea fundamental convertir el disgusto en votos; lograr que la gente se exprese en las urnas desafiando todas las embestidas del aparato estatal incluyendo. Veremos policías y guardias armados hasta los dientes, con el rostro cubierto, desafiantes, para atemorizar y amedrentar a los votantes como en el 2012.
Si el PRM, el PRSC y demás aliados convierten el odio popular en votos, barrerán en los comicios; si el hartazgo que expresan los ciudadanos en las calles, los súper mercados, las universidades, los vehículos públicos, los campos y los barrios, se manifiesta en las urnas, ganan mucho a poco. No tengo dudas.
El reto del PRM y aliados es llevar la gente a votar, evitar la abstención lo más posible y derrotar los intentos de fraude y de robarse las elecciones como en otras ocasiones. No será fácil, pero es posible. Danilo y el PLD no son invencibles.
El cambio no es el 2020, el cambio es ahora. Como decía el Partido Obrero Socialista Español hace años cuando José Rodríguez Zapatero fue candidato por primera vez: ¡Ahora es!
No es verdad que “Danilo ya ganó”, que “lo tiene todo amarrado en la JCE y en el TSE”, que nadie “puede derrotarlo porque tiene demasiado dinero”. Mentiras del diablo. La historia enseña que cuando un pueblo decide cambiar un régimen no hay fuerza en el mundo que pueda impedirlo.
Danilo no ha ganado ni ganará. No si la gente acude masivamente a los centros de votación. ¡No si el pueblo dice no! El poder lo tiene el pueblo con el fusil del voto; un voto de castigo, un voto de venganza, un voto de odio contra Danilo y el PLD.