Reduce entre el 15 y 20 por ciento la mortalidad de los pacientes con cáncer de mama, de próstata o colorrectal, así como una reducción de las metástasis.
Londres, 21 abr (PL) Consumir dosis bajas de aspirinas contribuye al aumento en un 20 por ciento de la tasa de supervivencia de los pacientes con cáncer, e incluso ralentiza la expansión del tumor a otros órganos, se conoció hoy.
En un estudio publicado en la revista Plos One se explica que ingerir aspirina en pequeñas dosis, combinada con otros tratamientos, está asociado con una reducción entre el 15 y 20 por ciento de la mortalidad de los pacientes con cáncer de mama, de próstata o colorrectal, así como una reducción de las metástasis.
Los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cardiff en el Reino Unido demostraron que, contrario a los efectos adversos ocasionados por este medicamento como su potencial riesgo de sangrado gastrointestinal, en ningún experimento se produjo hemorragia.
Para llevar a cabo el estudio, los científicos analizaron los resultados de cinco ensayos clínicos aleatorizados y 42 exámenes observacionales sobre el efecto de la aspirina en el tratamiento de cáncer de mama, de próstata y colorrectal.
El período medio de seguimiento de los estudios se estableció en 5 años lo que arrojó nuevas evidencias de que la toma de aspirina estaba relacionada con una reducción de la frecuencia de las metástasis.
Además descubrieron la presencia de una mutación, conocida como PIK3CA en varios pacientes, lo que explica gran parte de la reducción de la mortalidad asociada con el consumo de la pastilla en el cáncer colorrectal.
A partir de este hallazgo los investigadores sugieren a los pacientes con cáncer, conjuntamente con sus médicos, la posibilidad de consumir aspirina a dosis bajas como parte de su tratamiento antitumoral.
El cáncer es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. Según la OMS anualmente hay 14 millones de nuevos casos y 8,2 millones de muertes relacionadas con este padecimiento.
Los más frecuentes son los de pulmón, próstata, colon, recto, estómago e hígado. Además del cáncer de mama y cuello uterino.
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