La tecnología que utiliza las abejas para monitorear la calidad del aire está siendo presentada a la República Dominicana por técnicos franceses, quienes confían en que la ejecución del proyecto permitiría a fábricas y otras empresas proteger el medioambiente, y abrir un nuevo nicho económico a más de tres mil apicultores del país.
Benjamín Poirot y Nicolas Brehm, de la firma de monitoreo ambiental Apilab Soluciones, hicieron el anuncio al ser entrevistados en Propuesta de la Noche, por Digital 15, por el comentarista de la sección económica, Henry Hebrard.
Este proyecto es parte de un programa del Fondo de Cooperación Regional que se lleva a cabo en el país entre Guayana francesa y Guadalupe, donde son hechos los análisis, y el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec).
La tecnología consiste en colectar de las vellosidades del cuerpo y de las patas de las abejas las partículas que se les adhieren de manera natural, las cuales luego son observadas al microscopio a fin de determinar mediante el análisis el tipo y la fuente de proveniencia, si de una fábrica de cemento o de una generadora de electricidad a carbón, por ejemplo.
La innovación consiste en hacer esas pruebas durante tres a seis meses, recoger una proporción de las partículas y pasarlas por el microscopio, para que sean caracterizadas y establecer la fuente.
Poirot y Brehm comentaron que una abeja vuela tres kilómetros alrededor de su colmena, por lo que en un tiempo determinado habría nueve mil volando, de las cuales son tomadas algunas para llevar a cabo el proceso, el que comenzó así en Francia, en el Instituto Nacional de Investigación Agronómica.
El monitoreo allí se llevó a cabo precisamente en una cementera de la cual se sospechaba que contaminaba, estableciendo luego del análisis que las partículas provenían de las arenas del desierto de Sahara, atravesando el Atlántico, con material biológico y químico potencialmente dañino para la salud.
Destacaron que este concepto de desarrollo sustentable es además una actividad económica pero también ecológicamente importante, pues según cálculos científicos, la tercera parte de los alimentos consumidos por los humanos son polinizados por insectos, sobre todo por abejas.
Recordaron incluso al científico Einstein cuando afirmó que sin abejas la vida sería un desastre global, pues no habría “polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”. Por eso dijeron que en Francia se trata de valorizar la apicultura desde una visión genética, para tener y seleccionar las mejores abejas, cuyo tiempo de vida por demás es muy corto.
Citaron que en Europa hay compañías que comparan la vida social de las abejas en una colmena, en la que son eliminadas las poco productivas, con lo que igualmente ocurre en la administración de una empresa, que despide al trabajador que estima poco productivo.
Ante el fenómeno mundial de la africanización de las abejas o mezcla de especies que torna muy agresivas a algunas de ellas y poco productoras de miel, se utiliza la inseminación artificial para obtener por selección más hembras, que no pican, y una mayor producción de miel en beneficio del apicultor.