Por Claudia Dupeirón García*
La Habana, (PL) El ser humano realiza infinitas búsquedas de vida en otros planetas, sin embargo, no encuentra todavía condiciones similares a las de la Tierra en las cuales puedan desarrollarse plantas y animales.
Varias son las hipótesis sobre la formación del planeta, desde efectos relacionados con la religión, el Big Bam y la famosa teoría de la evolución de Charles Darwin, que explica la capacidad de adaptación de las especies a su ambiente.
Pero que la Tierra sea la única casa habitable del sistema solar es causa de la trayectoria evolutiva y el desprendimiento de sustancias en las capas externas del planeta, afirman científicos de las Universidades de California y British Columbia en Estados Unidos.
La pérdida de elementos radiactivos como uranio y potasio, presentes en la primera corteza terrestre hace 4 mil millones de años permitieron el desarrollo de varios factores para la formación de la vida en la Tierra.
En un artículo publicado por la revista Nature Geosciencie se explica que, a partir de este desprendimiento, aparecieron las placas tectónicas, el escudo magnético y el clima terrestre con las características actuales.
Los autores del estudio señalan que la primera corteza se desprendió del planeta a consecuencia del choque con varios asteroides y cometas durante la "infancia del Sistema Solar"; fenómeno conocido como "erosión por impacto".
En la formación temprana y la composición de la Tierra, así como en sus diferencias con otros planetas, también influyó el trabajo conjunto de las históricas tectónica, magnética y climática.
Por un lado, el deslizamiento de las placas tectónicas causa cambios regulares en la configuración de la superficie del planeta, que se enfría de manera constante sobre el manto subyacente. Además, mantiene un fuerte campo magnético que estimula la actividad volcánica.
A ello se suma que los volcanes en erupción liberan gases de efecto invernadero de las profundidades terrestres, lo cual ayuda a mantener el clima habitable.
Los expertos dicen que las condiciones de la composición inicial de un planeta tienen profundas consecuencias en su evolución.
Tal motivo aclara que a pesar de la similitud entre Venus y la Tierra en términos de tamaño, masa y densidad, el segundo planeta del sistema solar no desarrollara cualidades parecidas en su formación.
Debido a los episodios de enfriamiento y periodos de actividad volcánica catastrófica en Venus ocurrieron oscilaciones del clima a lo largo de miles de millones de años.
Por ello, este planeta se mantiene en un constante estado de "catástrofe climática", con temperaturas superficiales cercanas a los 470 grados centígrados y una densa atmósfera de dióxido de carbono (CO2), que contrario a la Tierra, no provocan en Venus mayores niveles de verdor.
A más CO2, más verde el planeta
Sobre este tema, un artículo de la revista Nature Climate Change informó que el aumento de los niveles de CO2 atmosféricos en la Tierra contribuye a incrementar las superficies verdes.
La investigación apunta que la cantidad de biomasa verde se elevó en el 40 por ciento de las regiones del planeta desde 1982 a 2015, pues mientras más CO2, las plantas producen mayor cantidad de hojas para capturarlo durante la fotosíntesis.
En 33 años la superficie verde creció 36 millones de kilómetros cuadrados, el equivalente a tres veces la extensión de Europa o 3,6 la de Estados Unidos.
Así, la concentración del gas de efecto invernadero se ha frenado, lo cual influye en los cambios de los ciclos del agua y del carbono a nivel global; y representan casi el 0,04 por ciento del aire que se respira en el planeta.
La fertilización del CO2 es en un 70 por ciento el motivo de "enverdecimiento" de la Tierra.
Sin embargo, más CO2 atmosférico no es positivo para el clima, pues a pesar de la producción acelerada de hojas; el cambio climático, el alza de la temperatura global, el incremento del nivel del mar, el deshielo y las tormentas tropicales son cada vez más potentes.
Asimismo los efectos positivos de fertilizantes del CO2 son cada vez menores, cuanta más biomasa, las plantas necesitarán también más agua y otros nutrientes, sobre todo el fósforo, ambos recursos limitados y vitales en el planeta.
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*La autora es periodista de la redacción de Ciencia y técnica de Prensa Latina.
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