La discusión que ha consumido parte del tiempo y las energías que los partidos en mayor apuro debían emplear para consolidar su votación en el tramo final de la campaña, fuera inadmisible en una sociedad donde las organizaciones políticas sustentan posiciones que no se andan retorciendo en función de las conveniencias, porque si de algo se cuidó la Junta Central Electoral, fue de no someter a aprobación de su pleno la automatización del escrutinio en los colegios electorales, hasta lograr un consenso con las agrupaciones reconocidas.
De ahí que uno de los miembros de la JCE que la aprobó, al volverse contra ella, hubo de reconocer que todos los partidos “apoyaron la propuesta formulada por la institución para la automatización del escrutinio”.
Pero el mayor desatino no está en que pueda observarse la incoherencia de políticos que se pretenden vender como propulsores de cambio y de modernidad, presentando objeciones a incorporaciones tecnológicas que habían aprobado, sino que la inexperiencia política y la carencia de firmeza, los conduzcan a propiciar que la batalla electoral se decida en un terreno en el que sus debilidades quedan mucho más expuestas: conteo manual.
Para las garantías del conteo manual se requiere de un ejército con el que no cuentan ninguno de los partidos opositores: el de los delegados y suplentes de los colegios electorales. De los partidos que concurren a estas elecciones únicamente el PLD tiene una efectiva organización territorial que abarca todos los rincones del país y las seccionales del exterior.
Que se vean representaciones de algunos de esos partidos en colegios en las principales ciudades, no quiere decir que estén en todos, ni siquiera el más grande ellos, Partido Revolucionario Moderno tiene capacidad para rebasar una representación en más del 40% de los colegios, y en los que esté se trata de un personal sin la motivación ni la preparación adecuada. Los demás ni soñar presencia de delegados en más de un 10% de los colegios. Y todos con municipios en los que no postulan candidatos.
Para peor suerte, el PRM entró en la etapa final de la contienda debilitado por la tendencia a la baja de su candidato en las encuestas creíbles y el regreso de perremeístas a su antiguo PRD.
¿En esas condiciones deben preferir batalla cuerpo a cuerpo con un partido que además de vivir los más altos niveles de preferencias y de estar consolidado desde hace tiempo como la principal maquinaria electoral del país, ha identificado previamente a sus electores y estructurado la logística para movilizarlos?
Es cierto que el panorama que les aguarda es desolador por donde quiera que se evalúe, pero el terreno menos hostil es el del cómputo electrónico, pero dirán que la derrota es derrota como quiera que se la proporcionen, así que es mejor buscar pretextos para justificarla.
En el caso del voto preferencial de los diputados, no hay mejor fiabilidad que el escrutinio electrónico puestos que los aspirantes a diputado no tienen representación en las mesas, sino un delegado de su partido que en lo que pueda va a operar para favorecer al de su simpatía en desmedro de los otros.
Pero la Junta Central Electoral ha sido sabia, y a solicitud de UNASUR acogió algunos reclamos sin alterar el escrutinio electrónico, como el de hacer inmediatamente después el conteo del 100% de los votos presidenciales, y luego proseguir con la transmisión electrónica de la boleta congresual y la municipal.