Sugiero a quienes aspiran a Presidente, Vicepresidente, senador, diputado, alcalde o regidor; a los discurseros, jilgueros, bocinas, asesores y lambones, sean cristianos de verdad o de mentira, agnósticos y hasta ateos: no sigan pidiendo que Dios “vote” por su candidato o candidote. No pierdan su tiempo pidiéndole nada, ya que Dios no forma parte del padrón electoral, pues no tiene acta de nacimiento ni cédula. Roberto Rosario ni siquiera le pidió sus apellidos para expedírselas, por sospechar que no es dominicano, presumiendo que es hijo de inmigrantes ilegales, pues el Viejo Testamento no le aclara las cosas.