¿Saben realmente las instituciones de nuestro país en materia de investigación criminal; analizar, determinar e identificar la violencia intrafamiliar ejercida contra los envejecientes?
Ciertos “investigadores de nuestro país “ piensan que la violencia intrafamiliar puede ser medida a partir de “testimoniales” puros y simples que no son adecuadamente medidos con suficiente preparación y entrenamiento psicológico y científico. Y es que es muy fácil determinar cuando un envejeciente es maltratado en los casos en los cuales la violencia a la que está expuesta es manifiestamente visible como sucede en hechos de indigencia e insalubridad. Sin embargo cuando la violencia ejercida es compleja y ocurre en el plano de lo psicológico y en envejecientes acomodados o ricos a muchos se les tranca el juego. Y es que en la violencia en envejecientes existen casos en que se presenta la manipulación mental; que muchos confunden con interdicción e imbecilidad. La manipulación mental comprende la situación en la cual el envejeciente afectado es manipulado hasta el punto que ni él mismo se da cuenta, y terminan haciendo actos (incluso delictivos) que en verdad tienen que ver con la voluntad del otro; cuando el envejeciente es invadido por sentimientos que en verdad son del otro. El problema se potencia cuando estas situaciones no son concientizadas. Existen varias fases de manipulación mental que comprenden La seducción, en la cual la persona agresora se comportará cordialmente, atentamente, amorosamente pero este comportamiento no es autentico; otra es La repetición de actos de agresión, que provocan inestabilidad emocional sobre la persona y las falsas promesas.
Denunciar a un familiar es un acto difícil de realizar dada la cercanía de la relación y lo que esto conlleva: sentimientos de culpa, vergüenza, acostumbramiento a la violencia domestica, etc. Es por ello que todo investigador debe tomar eso en cuenta. En ocasiones el envejeciente al sentirse responsable de la violencia defenderá a su agresor y justificará la violencia ejercida; inclusive el agresor puede llevar a la victima a través de la amenaza a que el mismo mienta al momento de ser investigado y solo la aplicación de una valoración psicológica forense; y el análisis de contenido de las declaraciones con métodos probados en investigaciones en esa área, combinado con un investigador imparcial y perspicaz será la diferencia entre resultados falsos y verdaderos.