La República Dominicana está envuelta en un ambiente electoral que constituye una fiesta de la democracia, la pregunta del millón sería el sí podemos medir el grado de desarrollo democrático alcanzado por la nación dominicana. Esa pregunta no es de fácil respuesta, si observamos, por ejemplo, el cómo los procesos electorales dominicanos implican un gran derroche de dinero, el cómo solo pueden ser candidatos aquellos que disponen de un bolsillo muy repleto de papeletas convendríamos en que es difícil llamar a eso gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Esto demuestra que los partidos son oligarquías políticas donde aquellos que no disponen de recursos cuantiosos no pueden hacer uso de su derecho a ser elegidos, esto es: solo les está permitido elegir a otros. Es pues una democracia mediatizada y controlada por la plutocracia. Que en lugar de generar más democracia, lo que genera es clientelismo político y negocios de cargos públicos. Por tanto, las conquistas democráticas, como vemos hoy en Brasil, pueden ser barridas en cualquier momento por los antidemocráticos.
Por igual, se observa, que no existe un método idóneo de selección de los candidatos escogidos por los partidos, es decir, la forma en que son escogidos los candidatos no obedece sino al poder de escogencia que genera Don dinero. Fuera del control de selección de Don dinero solo existe la selección mediante el método tiberino, esto es: sacar a los peores candidatos para que siempre y en todo momento, sepan que le deben el puesto a la oligarquía partidista que los escogió o a grupos financiero que lo financian en campaña.
No queda nada para el pueblo. Existen los que pueden comprar posiciones públicas pero no para actuar conforme al interés general sino al interés de grupos. Lo peor de todo esto es que dicho proceder está matando la credibilidad de los partidos, es decir el sistema de partido está entrando en crisis debido al verticalismo de la selección de los candidatos a cargos electivos y ni se diga de los candidatos a puestos administrativos, allí se otorga una libertad total al Presidente de la República para escoger todos los ministros de su gabinete y todos los funcionarios del gobierno de menor jerarquía hacen lo propio.
El principio de legalidad administrativa les importa un bledo porque llegado el conflicto en el ámbito judicial, nuestros jueces son incapaces de otorgar un fallo contra el poder y, en el supuesto de que lo hiciesen, este sería de difícil ejecución pues todos lo acatarían pero ninguno lo cumplirían. Dando lugar a la llamada dictadura del presupuesto o liderazgo presupuestal consistente en que el único mérito requerido para acceder a un puesto público es el de la cercanía con el jefe del Ejecutivo o del ministerio. De modo que si los partidos son el soporte moderno de la democracia y carecen de democracia interna y son objetos de serios cuestionamientos por la forma en que realizan política con miras a administrar la cosa pública entonces debemos concluir en que nuestra democracia está enferma. No avanza sino que rerocede.
Miguel Vargas Maldonado parece entenderlo pues ha planteado que el próximo paso de la democracia criolla, concluido el actual proceso electoral, será cumplir la tarea de aprobar una ley de partidos políticos. No estamos seguros de que eso resuelva el problema pues el problema es de legitimidad democrática, pero claro que sería una contribución en el camino correcto. No se olvide que solo un sistema en capacidad de regenerarse garantiza paz social, pues si los actores concluyen en que los partidos no son garantes de la democracia, la política criolla podría dar un giro importante hacia nuevos caminos, por ejemplo, el caso de Brasil con el impeachment contra la Presidenta Dilma Roussel, muestra las falencias del presidencialismo latinoamericano, puesto que bajo el régimen parlamentario, no habría crisis en razón de que, simplemente, el gobierno que pierde el apoyo de la mayoría parlamentaria debe renunciar en pleno y el parlamento escoge otro gobierno, sin que el sistema se recienta, por el contrario, actúa conforme a lo previsto. En cambio, bajo el presidencialismo, un poco a lo Carl Schmitt, la soberanía reside en los electores lo que plantea un problema procesal sobre quien puede juzgar y destituir un presidente. De ahí que la palabra del Ministro sea la ley y que la legalidad administrativa no exista bajo el modleo presidencialista. El mérito, la capacidad y perfil para el puesto son burlados por razonamientos caudillesco con la complacencia de sectores supuestamente progresistas y organizaciones de la sociedad civil que no entienden el significado de la palabra institucionalidad.
En la República Dominicana (también en Latinoamérica), la forma de prescindir de un gobierno electo por voto popular, es el golpe de Estado, ahora se habla de golpe de Estado blando cuando es por vía institucional que se destituye un presidente, pero no se olvide que la formal más empleada para impedir un golpe de Estado duro o blando, es poseer mayoría en todos los poderes del Estado, esto es: estamos resolviendo problemas de la democracia con métodos antidemocráticos. Es ahí donde se anida el populismo tan cuestionado por unos y tan admirado por otros.
Es la enfermedad que padece el presidencialismo, la cual no es la única, pues en igual sentido puede tacharse la reelección presidencial. Otro elemento negativo es la discrecionalidad con que actúan los gerentes públicos ante la mirada indiferente unas veces y parcializadas otras, de la justicia. De manera que cuando hablamos de democracia debemos hablar también de la búsqueda de vías para resolver el problema de los métodos antidemocráticos que cercenan la credibilidad de los partidos y terminan dañando el sistema democrático. De ahí que el militante es sustituido por el votante y el votante es sustituido por militante según convenga al caudillo de turno.
Un censo sobre los problemas y prácticas antidemocráticas sería el camino para sanear la democracia, la pregunta sería la siguiente, ¿si todos los actores políticos están de acuerdo en secundar la posición de Miguel Vargas, y si la misma puede considerarse sincera? Luego del domingo 15 podremos encontrar respuesta. DLH-13-5-2015