Hoy es el día de votaciones manipuladas, que no es igual a elecciones libres.
¡Qué bien me siento lejos de ellas! Distante de esa tragicomedia. ¡Qué cerca me siento de los muchos/as que no concurrirán a las urnas! ¡Cuánto compadezco a quienes pronto se sentirán burlados! Porque estas instituciones corrompidas y secuestradas por la partidocracia y el gran capital no pueden dar nada bueno.
No olvidemos que malo sobre malo da peor y que en ese escenario pestilente se imponen –salvos excepciones que le sirven de adornos- quienes más porquerías logren promover.
¡Cuánta podredumbre y trampas exhibe esta farsa: su campaña aberrante y alienante, sus comicios sin jueces, sin ley de participación (partidos, movimientos, personas), sin ley orgánica; la competencia embarrada de dinero sucio, tiranizada, montada desde una dictadura, dominada por partidos que optaron por convertirse en pandillas, mafias, negocios, consorcios!
¡Cuánta degradación! Y no solo material. La peor rebasa todos los parámetros conocidos. Es la degradación mental, la prostitución del pensamiento y la palabra, la subordinación del talento a la política facinerosa, la venta del prestigio, el cambalache de figurones y figurines.
Nunca habíamos tenido una intelectualidad tan extensa y abundantemente lambona…ni cuando Trujillo, ni cuando Balaguer. Un periodismo tan abyecto y comercial. Capas profesionales tan superficiales y tan prestas a secundar cualquier porquería. Una ex-izquierda tan descarada y proclive a abrazarse a cualquier delincuente político. Tantos falsos “pastores” cristianos y “programeros” arrastrados y mentirosos. Empresarios tan numerosamente inescrupulosos y oportunistas.
Se han multiplicados por miles los cortesanos del oficialismo y de la oposición egocéntrica, individualista, sistémica. La reproducción de la banalidad y la vanidad, de las poses artificiales, las fotos retocadas, la chulería, la sumisión al poder constituido y al que aspira a imitarlo… ha asumido volúmenes alarmantes.
El mal mental que ha hecho por décadas la seudo-cultura neoliberal junto a una “clase” política y a una facción empresarial capitalista (ambas corruptas, corruptoras, lumpenes…) ha sido colosal y resulta difícil, pero no imposible, revertir.
Eso exige un inmenso esfuerzo a contracorriente, de sobrevivencia y reproducción del pensamiento contestatario, crítico, subversivo…de calificación y recalificación de viejos y nuevos actores sociales y políticos. Y por eso hoy reitero mi militancia en esa franja desobediente, motivando mis razones para no votar, exhortando a los que votan a defender sus derechos (aun dentro de la trampa), esperando que finalmente se salgan de ella, camino a forjar un nuevo Poder Constituyente, popular, participativo y soberano. Amén.
15-05-16 Santo Domingo, RD.