SANTIAGO.- El alcalde Gilberto Serulle prácticamente ha abandonado a su suerte esta ciudad, desde que el pasado lunes comenzó a visualizarse la que sería la más baja votación obtenida por un aspirante a la reelección de ese cargo, en toda la historia democrática santiaguera.
Los incontables vertederos improvisados que matizaron los seis años de gestión municipal de Serulle, en los últimos días no solo han resurgido, sino que el cúmulo de basura es mucho más ostensible.
En sectores donde con regularidad antes del pasado domingo se recogían los desechos sólidos hasta dos veces a la semana, en los últimos siete días no han vuelto a verse por allí los camiones recolectores.
Y ni hablar de las empobrecidas barriadas, alejadas del centro de la ciudad, donde en los últimos años se hizo común la falta de eficiencia para retirar de sus vías públicas los desperdicios que, por toneladas, se producen diariamente allí.
Aunque en plena recta final de su campaña Serulle logró conciliar en parte la millonaria deuda que acumuló con las empresas recolectoras Urbaluz y Codewaste, datos aportados por el concejal opositor Domingo Ureña establecen que, en estos momentos, la cifra sobre pasa los 75 millones de pesos.
Ante la imposibilidad de que el alcalde santiaguero pueda pagar aunque sea la mitad de esa cantidad de dinero y así lograr que dichas empresas privadas vuelvan a prestar sus servicios, a medida que pasan los días en esta ciudad va creciendo el temor de que el cúmulo de basura desate aquí enfermedades que luego resulten difíciles de controlar.
De ahí que Ureña sugirió la tarde de este sábado al presidente Danilo Medina que disponga de los recursos económicos necesarios, a fin de que comience cuanto antes un proceso de profilaxis de calles y avenidas de esta ciudad.
El concejal del Partido de Acción Liberal (PAL) sostiene que, concomitantemente con esa medida económica por parte del gobierno central, el Ministerio de Medio Ambiente y la Dirección Nacional de Embellecimiento deben asumir directamente los trabajos de limpieza.
Este sería un gran favor que, en los tres meses de transición, el gobierno le haría a Santiago, porque es materialmente imposible que las empresas recolectoras reinicien sus labores con una deuda que acumulan tan grande”, razonó.
De acuerdo a datos obtenidos, la administración de Serulle acumula una deuda general que ronda los 700 millones de pesos incluyendo, además de los 75 que le debe a Urbaluz y Codewaste, varios millones por concepto de cheques sin respaldo económico que ha entregado a obreros y empresas prestadoras de servicios.