Por el Lic. Alfredo Eladio Arias Lara
El lunes 16 pude leer una información en Diario Libre en la que se caracterizaba de sorpresa el hecho de que el Bloque Institucional Socialdemócrata ganara la senaduría de San José de Ocoa. Para los que viven fuera de esta provincia y desconocen sus estructuras sociales, en especial la relativa al liderazgo, la descripción dada por este medio, tiene perfecto sentido.
En efecto, en cualquier persona ocasiona sorpresa todo aquello que rompe lo que rutinariamente espera con base a ciertos patrones previamente fijados. A nivel nacional lo común, lo normal fue siempre que las alianzas principales, que por lo general terminaban por polarizar el electorado de la nación, lograran acaparar las senadurías de todas las provincias. Nunca había tenido lugar que un partido pequeño o una alianza pequeña como la encabezada por el BIS, ganara una senaduría ante los bloques electorales dominantes. Con base a esta experiencia era lógico que la mayoría de los periodistas le pareciera sorprendente que el BIS ganara la senaduría de San José de Ocoa.
Sin embargo, si se auscultan cuidadosamente los hechos previos a las elecciones del 15 de mayo, se habría podido conjeturar que lo sorprendente habría sido que el BIS y sus aliados no ganaran la senaduría de Ocoa. Y la explicación es simple. El BIS y sus aliados inteligentemente eligieron a Pedro Alegría Soto como su candidato a Senador. Todo el que conoce la estructura de liderazgo de San José de Ocoa sabe que este solo hecho era suficiente para que cualquier expectativa contraria terminara deshaciéndose y las personas que la sostuvieran resultaran sorprendidas.
Ciertamente Don Pedro Alegría Soto es el líder más extraordinario con que cuenta esta provincia. Y su liderazgo no es artificioso, producto de la propaganda y los medios pagados. Su liderazgo es real, genuino, producto de los diversos programas de apoyo social y comunitario que por años Don Pedro ha venido desarrollando en la provincia. Sería difícil encontrar una dimensión de la vida de los habitantes de esta provincia que no se encuentre tocada actualmente por algún programa de apoyo social impulsado por la Fundación Pedro Alegría. Desde la salud hasta la educación, desde la reparación de vivienda hasta el financiamiento de bajo costo, desde la producción económica hasta la cultura, desde el deporte hasta el cuidado de la juventud, son algunas de las áreas donde Don Pedro Alegría realiza importantes inversiones sociales años tras años.
Pero hay otra razón para el liderazgo de Don Pedro en Ocoa. Su amor por Ocoa. Don Pedro ama a Ocoa, siente pasión por Ocoa. Es un ocoeño por constitución y definición, por naturaleza. Como el mismo dijo en una conversación privada conmigo y otros amigos: “es algo que llevo en la sangre, es algo genético”. Para Don Pedro Ocoa es la razón de su vida, lo que lo mueve y lo impulsa a vivir. “Si me aproximo a la política – dijo una vez – es porque mediante la función senatorial podré reforzar los programas que requiere la provincia de San José de Ocoa para dirigirse firmemente al desarrollo”.
Su estilo alegre, como su apellido, junto a su franqueza de propósito, y relumbrante vitalidad lo ha conectado con las mujeres y la juventud como a nadie en la provincia. En Ocoa numerosas familias de tradición peledeista vieron a sus mujeres, así como a sus hijos e hijas jóvenes decidirse firmemente por Pedro Alegría. Esta fuerza, en la juventud y las mujeres, se puso de manifiesto en su apoteósica marcha-caravana del 13 de mayo. Era una multitud frenética constituida en un 90% por jóvenes y mujeres. “Al parecer ningún joven, hombre o mujer, se había quedado en casa” comento uno de sus asesores que estuvo presente en el evento. A lo que continuó diciendo “pero lo que más llama a la atención es las ganas que muestran”.
Todos estábamos conteste que su candidatura no era partidaria. Era una candidatura ocoeña. La diversidad ocoeña, el arcoíris ocoeño, se expresó en él. En efecto Don Pedro era apoyado por peledeistas, peremeistas, reformistas, izquierdistas, las confesiones religiosas, las asociaciones de productores y profesionales, así como todos los grupos sociales y comunitarios de ocoa. Y lo hacían abiertamente. En la caravana se pudo ver claramente ese hecho. Las personas procedentes de los diversos partidos andaban con gorras y t-shirt alusivas a sus organizaciones de origen. Eso nunca se había visto en ninguna parte del país.
Por lo tanto, en Ocoa, contrario a lo que acontecía en otras provincias, todo fue diferente. La polarización no se produjo entre dos grandes estructuras partidarias. No, se produjo entre un individuo cualquiera apoyado por una enorme estructura gubernamental y partidaria, y una persona de gran conexión con los diversos sectores de la sociedad ocoeña, en especial los jóvenes y las mujeres. Es decir, fue un enfrentamiento entre un líder y una estructura. Y como suele suceder en este tipo de casos, el liderazgo siempre termina por matar a la estructura y al dinero. De modo que para los que vivimos y conocemos a San José de Ocoa, no fue ninguna sorpresa la victoria de Pedro. La sorpresa habría sido lo contrario.