Cuidado del mar Caribe, vital para desarrollo sostenible de la región
Por Reinaldo wossaert Silva
La Habana, (PL).- Desde la fundación de la Asociación de Estados del Caribe (AEC) en 1994, los países miembros se propusieron contribuir al cuidado y preservación del ecosistema del mar Caribe, patrimonio de los pueblos de la zona.
Es por ello que en la VII Cumbre de la AEC, a celebrarse aquí del 2 al 4 de junio próximos, el grupo buscará nuevas estrategias y fortalecerá otras propuestas en aras de garantizar "el desarrollo sostenible del mar Caribe para las generaciones presentes y futuras".
Ante los desmanes ocasionados por el cambio climático las naciones integrantes del bloque trabajaron desde 1998 en la creación de la Comisión del mar Caribe (CMC).
Ese espacio tiene el objetivo de proveer y supervisar el uso sostenible de esa zona marítima, una de los más grandes del mundo, con una extensión de dos millones 763 mil 800 kilómetros cuadrados.
La AEC fundó en 2006 la referida Comisión con el propósito de promover una gobernanza coordinada para apoyar la propuesta regional en curso, sobre la designación de esa zona como "área especial en el contexto del desarrollo sostenible".
Igualmente se instauró con el objetivo de resaltar la importancia de esa masa de agua como activo común de sus pueblos, el papel que ha desempeñado desde su fundación y su potencial para operar como elemento unificador de desarrollo.
La CMC, además, formó una estructura para la supervisión política, suministrar recursos técnicos y apoyar a los usurarios en la investigación sobre esa área geográfica, así como para facilitar las gestiones regionales dirigidas a conservar y asegurar su uso sostenible.
El Caribe se distingue por una diversidad biológica singular y ecosistemas sumamente frágiles bajo la jurisdicción de un grupo de países y pequeños Estados insulares en desarrollo, que dependen esencialmente de sus zonas marinas y costeras.
Por ello enfrenta problemas como la contaminación, los accidentes marítimos y una inadecuada gestión de desechos y lastrado, que provocan la degradación del medio ambiente a través de la decoloración de corales, la contaminación de recursos y la perturbación de ecosistemas.
Igualmente, la región enfrenta dificultades como la gestión de desechos tóxicos, la ordenación de los recursos hídricos y la degradación del suelo, los cuales se exacerban como consecuencia del cambio climático, la elevación del nivel del mar y la mayor erosión de las costas.
Estos problemas y, en particular, la limitada capacidad y los impedimentos financieros que sufren los países y territorios del área, aumentan la dificultad de la ordenación sostenible de una zona de gran diversidad.
Para contrarrestar la situación existente, la AEC y la CMC se propusieron enfrentar los daños provocados en los ecosistemas por las aguas residuales mediante el Programa de Acción Mundial para la protección del medio marino y el de la ONU para el Medio Ambiente (Pnuma), entre otros.
Por ejemplo, las actividades encaminadas a atenuar la contaminación causada por la renovación de aguas de lastre recibieron el apoyo del Programa para el Medio Ambiente del Caribe establecido por el Pnuma.
Mientras tanto, para a hacer frente a la contaminación provocada por los hidrocarburos, esa entidad respaldó al Centro de Capacitación e información en caso de emergencia con la elaboración de un plan regional de cooperación que proporciona a los Estados y territorios insulares un marco de colaboración para reaccionar ante los derrames del crudo.
Con respecto a las zonas marinas y costeras, la flora y fauna silvestre, los mamíferos marinos y el apoyo a las zonas marinas protegidas, el Pnuma se erige como el mecanismo adecuado para entre todos sus miembros preservar lo que se considera un patrimonio de los Estados del Caribe.