Por Lemay Padrón Oliveros
La Habana, 4 jun (PL) Películas, libros, programas de radio y televisión, fotos, afiches, memorabilia e historias de todo tipo rodean la vida del exboxeador estadounidense Muhammad Ali, fallecido la pasada madrugada en a los 74 años de edad.
Nacido Cassius Marcellus Clay Jr. en Louisville, Kentucky, el 17 de enero de 1942, es considerado casi unánimemente como el boxeador más destacado de todos los tiempos, no solo por lo logrado sobre el ring, sino también fuera de él.
Dentro de las 12 cuerdas su primer gran logro fue el título olímpico de Roma-1960, a los que llegó en la categoría semipesada, porque en la máxima fue superado en las eliminatorias nacionales por Percy Price.
Con 18 años y todavía como Cassius Clay, batió por el oro al polaco Zbigniew Pietrzykowski, medallista de bronce en Melbourne-1956 y triple campeón de Europa.
Poco después comenzó a ganarse su fama fuera de los encordados, pues tras ser maltratado en un bar por su color de piel, se dio cuenta de que solamente había sido utilizado como propaganda en aras del poderío estadounidense.
Enfadado, cuenta que lanzó a un río su medalla de oro olímpica, que hasta el momento llevaba todo el tiempo consigo en los numerosos homenajes que recibió en su ciudad natal.
Poco después firmó como profesional para un consorcio de la misma Louisville, y tras ganar en su debut contra Tunney Hunsaker tomó otra de las decisiones que marcarían su vida: unirse al entrenador Angelo Dundee, quien terminaría acompañándolo en toda su carrera.
Unas peleas después comenzó con su costumbre de calentar las batallas con declaraciones provocadoras y pronósticos atrevidos, aunque según Dundee, su pupilo era un estudioso de sus contrincantes y no hacía las predicciones sin previo análisis.
La oportunidad de su vida la tuvo al enfrentar a Sonny Liston por el título pesado el 25 de febrero de 1964 en el Convention Hall de Miami Beach, Florida, ante solamente ocho mil espectadores que daban por hecha la victoria del veterano campeón.
Sin embargo, luego de pronosticar que sobre el ring flotaría como una mariposa y picaría como una abeja, Clay cumplió con lo que se había propuesto, noquear a Liston en el sexto asalto; así nacía realmente su leyenda.
Pocos días después tomó otra decisión trascendental en su existencia: dejaría de llamarse Cassius Clay, nombre que no escogió y según sus palabras, era un apellido de esclavo, para tomar el de Muhammad Ali, que significaba "El amado de Dios".
Volvieron a enfrentarse el 25 de mayo de 1965, con nuevo triunfo de Ali, que terminó noqueando a Liston con el famoso golpe fantasma en el mismo primer asalto.
Nueve defensas realizó en total hasta que en 1967 hizo público su desacuerdo con la guerra de Vietnam y fue desposeído de sus títulos y vetado del boxeo por tres años y medio.
No fue hasta diciembre de 1970 que volvió a lanzar golpes oficialmente, al noquear al argentino Oscar Natalio Bonavena por el título vacante de la Federación Norteamericana de Boxeo (NABF por sus siglas en inglés) en el Madison Square Garden de Nueva York.
El 8 de marzo de 1971 en el mismo escenario protagonizó la llamada Pelea del siglo contra Joe Frazier, quien le quitó el invicto, aunque posteriormente Ali reveló que no se había entrenado lo suficiente.
La revancha fue pactada para el 28 de enero de 1974, y en el interín había perdido por segunda vez en su carrera ante Ken Norton, a quien luego derrotó.
De nuevo rivalizó con Frazier en el Madison Square Garden, pero este ya no era el vigente campeón, y Ali le venció por decisión unánime, por lo que quedó pactada la búsqueda del cetro ante el imbatido George Foreman.
Pocas veces en la historia del boxeo hubo tanta expectativa por una pelea como en esta, que tuvo lugar el 30 de octubre en el estadio 20 de mayo de Kinshasa, Zaire, ante 60 mil espectadores y de madrugada, para garantizar una millonaria audiencia en todo el mundo.
Fue notable la cantidad de golpes que debió soportar el retador, pero finalmente, en el octavo asalto, atacó con la definitiva combinación de golpes que noqueó a Foreman y le devolvió el cetro planetario.
Otras 10 defensas después, incluido el tercer pleito ante Frazier, esta vez en Filipinas pero con idéntico triunfo para Ali, el más grande perdió de nuevo su corona ante el joven Leon Spinks, a quien no tomó en serio el 15 de febrero de 1978 en Las Vegas.
El 15 de septiembre de ese mismo año, Ali entró definitivamente en la historia, al convertirse en el primer boxeador de los pesos pesados en ostentar un título mundial en tres ocasiones, luego de vapulear a Spinks en la revancha.
Tras esa nueva victoria anunció su retiro, debido al mal estado físico en que ya se encontraba por los tantos golpes recibidos, pero cambió de opinión y con 38 años recibió una paliza ante Larry Holmes, en pelea que le garantizaba ocho millones de dólares.
Aunque desmentía que subía al cuadrilátero por problemas económicos, ya en Estados Unidos no le daban la licencia por no pasar los exámenes médicos, y su última derrota la encajó en 1981 ante Trevor Berbick en Nassau.
Para la fantasía popular quedó su hipotético enfrentamiento con el cubano Teófilo Stevenson, el mejor pugilista amateur de la historia, que nunca se celebró al no llegar a un acuerdo entre ambas partes entre 1978 y 1980, aunque visitó Cuba en dos ocasiones tras colgar los guantes.
Al fallecimiento de Stevenson en junio de 2012, fue uno de los primeros en lamentar la pérdida al decir: Él fue uno de los grandes de este mundo, y a la vez fue un hombre cálido y abrazable. Habría sido un enemigo formidable para cualquier otro campeón de peso pesado reinante o cualquier retador en su mejor momento.
Fuera de los cuadriláteros, fue también un activo luchador contra el racismo, y su legado fue mucho más allá que el mero arte de los puños.
Casi tres años después de haberse retirado del boxeo, en el mes de septiembre de 1984 Muhammad Ali fue diagnosticado con la enfermedad de Parkinson.
Con sus manos temblorosas encendió el pebetero en los Juegos Olímpicos de Atlanta-1996, y aunque por momentos pareció que se iba a quemar, lo hizo entre los vítores de los miles de reunidos en la ceremonia inaugural, estadounidenses y foráneos.
Más de tres décadas han pasado desde su último combate, y nadie más en los pesos pesados ha podido ser campeón mundial en tres momentos no consecutivos: la leyenda continúa.
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