Obstfeld consideró que los euroescépticos pueden triunfar como consecuencia, entre otras causas por el auge del nacionalismo, la amenaza terrorista y la crisis migratoria que afecta al Viejo Continente.
Por Oscar R. Toledo *
La Habana (PL) El referendo del 23 de junio próximo, cuando los británicos decidirán si Reino Unido sigue integrando la Unión Europea (UE), atrae la atención mundial por las consecuencias de que pueda imponerse la salida, opción conocida como Brexit (British Exit).
La pregunta "¿Debería Reino Unido permanecer como miembro o abandonar la Unión Europea?", se debe responder marcando con una cruz una de esas dos opciones que aparecerán especificadas.
En el referendo, que llevará a las urnas a unos 40 millones de personas, no podrán votar los ciudadanos de la UE residentes en Reino Unido, salvo que procedan de Irlanda, Malta o Chipre pero tienen derecho a participar los procedentes de países de la Commonwealth, así como de Gibraltar.
La edad mínima se mantiene en 18 años y se requiere de un registro a partir del cual se facilita al elector una tarjeta con información sobre la consulta donde se especifican la fecha y el lugar de la votación.
Esa consulta fue una de las promesas del primer ministro conservador, David Cameron, en su campaña para las elecciones generales de 2015 a fin de responder a demandas de una parte del electorado, en particular conservadores euroescépticos y ultranacionalistas del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP).
Entre los cuestionamientos de esos sectores que abogan por la salida se encuentra la necesidad de un mayor control sobre las fronteras para reducir la cantidad de inmigrantes, así como el elevado costo económico que implica la contribución de Reino Unido como miembro permanente.
Quienes prefieren quedarse dentro de la UE argumentan que la permanencia al bloque favorece la economía del país y refuerza su seguridad.
Tras su triunfo y luego de ampliar a favor de su partido la mayoría parlamentaria, Cameron comenzó a negociar con la UE en 2015 algunas reformas necesarias para convencer a sus ciudadanos sobre la conveniencia de que su país se mantenga en el denominado Club de los 28.
Entre los principales logros de esa gestión se encuentra el derecho para que los parlamentos nacionales puedan vetar propuestas del bloque con las que estén en desacuerdo, así como garantías en control migratorio y arreglos para mantener la economía británica al margen de regulaciones de la eurozona.
Reino Unido no es signatario del Tratado de Schengen, por lo cual conserva barreras contra el libre paso por sus fronteras y obtuvo además de sus socios en la UE la posibilidad de privar a los inmigrantes europeos de ayudas sociales en los primeros cuatro años de trabajo y estancia en el país.
Cameron lidera la campaña a favor de la continuidad en la Unión, pero dio libertad de voto a los miembros de su gabinete y cinco de sus ministros se pronuncian a favor del Brexit, que también respalda la mitad de los diputados del Partido Conservador.
El jefe de gobierno británico concentró su discurso en los últimos meses en presentar argumentos para convencer a los ciudadanos de su país de que el Brexit sería un error y llevaría a una tragedia económica y política nacional.
El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Azevedo, indicó que la ruptura del Reino Unido con la UE costaría cada año unos nueve mil millones de dólares en aranceles a los exportadores de ese país.
En general el opositor Partido Laborista y otras importantes fuerzas políticas, entre las cuales destacan los nacionalistas escoceses, son también partidarios de seguir en la UE.
Estos últimos, quienes perdieron recientemente por escaso margen en un referendo para la separación de Reino Unido, ya anunciaron que celebrarán una nueva consulta si Londres se separa de la UE.
La mayoría de los jefes de los restantes gobiernos europeos que integran la comunidad se sumaron con declaraciones a la campaña por la permanencia o Bremain (British Remain).
Incluso el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se sumó públicamente a la misma durante una visita a Londres, lo cual fue calificado por los partidarios del Brexit como injerencia en los asuntos internos británicos.
Diversas empresas consultoras pulsan a diario la opinión de la ciudadanía y prevalece un empate técnico aunque en los últimos días los defensores de la retirada ganan adeptos.
Uno de los principales analistas, el exdiputado conservador Rob Hayward, indicó que "a no ser que algo sustancial cambie en los días restantes de campaña, actualmente la mayor probabilidad es que la nación vote por abandonar la UE".
Maurice Obstfeld, economista jefe del Fondo Monetario Internacional, también advirtió que es alta la posibilidad de que los británicos voten por retirarse de la Unión.
Obstfeld consideró que los euroescépticos pueden triunfar como consecuencia, entre otras causas por el auge del nacionalismo, la amenaza terrorista y la crisis migratoria que afecta al Viejo Continente.
El diario The Guardian divulgó el 13 de junio resultados de dos encuestas, una por vía telefónica y la otra por Internet, las cuales coincidieron en un 53 por ciento de apoyo al Brexit entre los consultados, lo que por el momento da a esa variante seis puntos de ventaja.
Por su parte un reciente sondeo de la consultora YouGov indica que 49 por ciento votaría por el abandono, mientras que 39 por ciento prefiere permanecer dentro de la UE.
Los expertos consideran que la definición dependerá de los indecisos, entre el 17 y el 20 por ciento de los votantes, así como del nivel de participación.
De vencer el Brexit, comenzará en el seno de la UE una negociación sin precedentes pues ningún país abandonó jamás esa organización y se calcula un período mínimo de dos años para que se consume la ruptura británica. Mientras, Londres seguirá vinculado a la normativa del grupo pero sin poder para la toma de decisiones.
De fracasar Cameron, según observadores, los diputados conservadores probablemente apoyen una moción de censura para terminar antes de tiempo con su gobierno y entre sus potenciales sustitutos se encuentra el exalcalde de Londres Boris Johnson, uno de los principales líderes de la campaña a favor del Brexit.
Johnson argumenta que Reino Unido estará en mejores condiciones para garantizar su seguridad si abandona la UE, calificando lo que él llama "tendencias antidemocráticas" de Bruselas como una fuerza de "inestabilidad y alienación".
El 14 de junio último el ministro de Defensa británico, Michael Fallon, alertó que Reino Unido vive un momento de peligro ante el avance de los partidarios de que el país se separe de UE, lo cual afectará la seguridad regional pues se debilitará la protección.
Los votantes indecisos se asombran de las maniobras del primer ministro para obtener el apoyo a la permanencia en la Unión Europea, quien llegó a hacer campaña a favor del Bremain acompañado del nuevo alcalde opositor de Londres, el laborista Sadiq Kahn, primer musulmán en ocupar ese puesto.
Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, reafirmó a pocos días del referendo del 23 de junio su confianza en que el pragmatismo de los británicos se imponga y voten a favor de permanecer en el bloque regional.
A fines de mayo Juncker alertó sobre las negativas consecuencias de que triunfe el Brexit y amenazó con que en Europa "los desertores no serán recibidos con los brazos abiertos".
*Periodista de la Redacción Europa de Prensa Latina.
arb/ort