Este día 23 de junio del 2016 será registrado en la historia de Colombia como uno de los más recordado, pues se anuncia en La Habana un acuerdo de paz que pondrá fina a una prolongada guerra que al pasar del tiempo se tornó absurda.
El gobierno liuderado por Juan Manuel Santos, y las Fuerzas Armadas Recolubionarias Colombianas (FARC) se apresan a anunciar el fin de las hostilidades, el primer paso para avanzar hacia el fin definitivo de esta guerra que ha dejado miles de muertos, desaparecidos y mutilados.
Prensa Latina reseña que según los portavoces de ambas delegaciones, tal pacto incluye la hoja de ruta o términos para la dejación de armas -desarme de los guerrilleros- en determinadas zonas del territorio nacional, así como los lineamientos básicos sobre otras cuestiones igualmente cruciales como las garantías de seguridad para los insurgentes durante su etapa de desmovilización y reintegración a la vida civil.
En la nota escrita por Adalys Pilar Mireles se establece que el acuerdo contiene el compromiso gubernamental de combatir las bandas criminales, incluidas las sucesoras del paramilitarismo, a las que responsabilizan con amenazas y agresiones contra defensores de derechos humanos, líderes comunitarios, indígenas y activistas de la izquierda.
Particularmente las dos primeras fases (silenciamiento de los fusiles y dejación de armas), serán supervisadas por una misión política coordinada y financiada por Naciones Unidas (ONU), la cual estará conformada por observadores de países latinoamericanos y caribeños.
Y pese a la complejidad de los dos procedimientos, expertos como el politólogo Ariel Ávila aseguran que transcurrirán bajo una verificación idónea y condiciones propicias para su efectividad.
Se trata de un paso histórico que permitirá poner punto final a una parte del viejo conflicto interno, el único del hemisferio occidental, (resta iniciar reuniones oficiales con el ELN), comentó a Prensa Latina el congresista Iván Cepeda, copresidente de la comisión de paz del Senado, destaca Prensa Latina.