La celebración del 26 de junio de cada año como “Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas”, durante los últimos 29 años, encuentra a occidente atrapada en una estrategia que ha resultado peor que las drogas. El fracaso reciente en la sesión especial de la asamblea de las Naciones Unidas (UNGASS 2016), celebrada en abril, dominada aún por un pensamiento ultraconservador arrastra a los Estados miembros a continuar con una política que solo ha acarreado corrupción, enriquecimiento inicuo de sectores de poder, violaciones de derecho, discriminaciones, estigmas, maltratos, miedo, manipulaciones, entre muchas otras consecuencias negativas.
El tráfico ilícito de Drogas es una realidad construida. Desde el momento mismo en que las sustancias fueron encasilladas en legales e ilegales, fueron puestas a disposición de personas ambiciosas, que sabiendo que hay una gran demanda, han encontrado en las drogas ilegales un nicho de negocio fabuloso. El negocio de las drogas no sería posible sin la participación de sectores de poder. Autoridades corruptas y personalidades de diversos sectores de la sociedad accedan a la búsqueda de poder a través del enriquecimiento ilícito producto del negocio conocido como “narcotráfico”.
En la República Dominicana, como ha sido su historia, continuará aplicando una de las políticas más absurda, corrompida y violatoria de derechos, a pesar de las esperanzadoras palabras del presidente Medina en la asamblea de La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde dijo “Urge (…), que en el marco de las Naciones Unidas, se encuentren políticas y medidas sobre drogas. Que, centradas en el ser humano, y tomando en cuenta los derechos inalienables de las personas, avancen en enfoques para la reducción, no solo de la oferta, sino también y muy especialmente, de la demanda de drogas. No podemos permitir que este tema siga centrando nuestras conversaciones, año tras año, ante el escepticismo y la frustración creciente de nuestros pueblos, sin atrevernos a abrir nuevos debates, sin explorar nuevos caminos.
No nos atrevemos a “abrir nuevos debates, a explorar nuevos caminos”, mientras los problemas dominicanos, solo el de consumo de sustancias, siguen creciendo. Desde Casa Abierta abogamos por un cambio de paradigma, que abarque desde el momento en que inició dicha estrategia, porque es necesario volver a la raíz y aceptar que los métodos llevados a cabo no han sido efectivos y no están funcionando. Hay que empezar por perder el miedo a los pronósticos apocalípticos que anuncian catástrofes si despenalizamos o descriminalizamos los consumos, como hace muchos años han hecho otras naciones.
El día 26 de junio lo podremos celebrar cuando en el discurso alusivo a las Drogas cambiemos la palabra lucha por prevención, educación, formación, investigación, atención profesional, inclusión, oportunidades…, y todo tipo de palabras que impliquen que el ser humano está, y no las drogas, al centro de las preocupaciones. Celebremos cuando estemos pensando que las drogas han estado, están, y van a estar siempre en la sociedad, porque debemos estar conscientes que la labor es hacer consciencia, especialmente en los adolescentes y jóvenes acerca de lo que expone a su organismo al optar por el consumo de sustancia como una alternativa de diversión, relajación o estimulación.
Es necesario educar acerca de que el problema no son las drogas, que el problema está en las sociedades y las personas que esta genera. Es necesario pasar de la época de guerra contra las drogas, a estrategias humanas, inclusivas, que vean a las personas adictas como sujetos activos capaces de comprometerse con su recuperación.
El papel de la familia y del Estado es educar, para generar personas libres, capaces de tomar decisiones conscientes y responsables. Ésta es la estrategia mas efectiva y una vez asumido y ejecutado este rol, la decisión de consumir o no sustancias es una decisión y un derecho personal e individual. Es una violación a su derecho encarcelar a las personas por un ejercicio de derecho individual. .
Mirando todos los aspectos negativos de una estrategia formulada en el año 1987 y que actualmente en el año 2016, presenta más retrocesos que avances, es tiempo suficiente para reformular la estrategia, es necesario un cambio de acción, basta decir “acabemos con la inútil lucha contra las Drogas”. La lucha debe ser “ayudar a la gente a centrar su voluntad en la recreación sana y en vivir estilos de vida saludables”, es la estrategia que durante 42 años hemos implementado desde Casa Abierta, sin embargo nuestras autoridades seducidas por una mentalidad conservadora, han contribuido poco para que Casa Abierta alcance los objetivos que como organización se ha propuesto lograr.
Contacto:
Juan Raddamés de la Rosa Hidalgo
Psicólogo
Director Ejecutivo Casa Abierta