Las salas se han llenado y faltan butacas. El éxito: excelencia escénica a 100 pesos. Anoche quedaron decenas fuera de la Ravelo, buscando ver a Xiomara Rodríguez y su Taza de para una mujer casada.
Por José Rafael Sosa.
Pese a que dramatúrgicamente Una taza de té para una mujer casada, replantea ¡otra vez! , tema remontado casi como moda y por su potencial comercial durante años, como es la sub-valoración de género y el discrimen contra la mujer, el texto del cubano Eugenio Hernández, tiene novedad, gracia y la profundidad que permite un espectáculo escénico.
No es ésta la primera vez, ni será la última, que el escenario vuelva a ser pedestal para la condena de la condena al macho cabrío que abusa de una y mil formas de la mujer. El truco en el caso de Una taza de te para una mujer casada, es haber logrado algo distinto.
Eugenio Hernández, creador de este libreto, se caracteriza por una textualidad que ahonda en las raíces de la cultura popular y sus estigmas, por su valor para plantear ideas que cuestionan prejuicios y tabúes.
Xiomara Rodríguez (Mela Cundiamor) enfrenta un monólogo que desafía a mantener atención, alegría y reflexión lúdica del público durante una hora y 20 minutos, del cual sale airosa porque echa mano de un repertorio de recursos (canto, baile, interactuación con el público, manejo de la voz en una polifonía que domina bien y que se hace adecuada para construir esa relación viva entre artista y espectadores.
Xiomara volvió a evidenciar la amplia paleta interpretativa que tiene para dar vida a textos dramatúrgicos de textos en los que cursan el humor negro, la creatividad caribeña y un claro mensaje social sobre la subvaloración de las mujeres y el discrimen racial.
Una taza te para una mujer casada, con texto del dramaturgo cubano), dirigido el montaje por la puertorriqueña Alina Marrero (invitada del FITE), la dominicana Xiomara Rodríguez encarna una mulata sub-estimada por su marido, un negro que prefirió cambiarse su nombre por uno yugoslavo y que le pide ponerse una peluca rubia para hacer el amor, como expresión de rechazo cultural a sí mismo.
La pieza, producto de una mezcla de artistas del Caribe, fue el plato escénico exquisito que generó un torrente de risas a partir de un trabajo histriónico que lleva a Rodríguez a jugar con el público, rompiendo la llamada “cuarta pared”, a cantar, bailar, y sobre todo a dar tonalidades precisas a sus parlamentos, creando un lazo emocional con el público que se deja seducir por su recital de actuación en La Ravelo. La pieza se repone hoy en Sal Ravelo a las 8: 30 y el jueves se pone en Sala Danilo Taveras de San Juan de la Maguana.
Salas colmadas
El Festival Internacional de Teatro 2016 ha resultado un éxito de público, que ha colmado las trece salas en las cuales se montan las funciones de las 13 compañías extranjeras y las 20 dominicanas, incluyendo la Compañía Nacional de Teatro (que ofrece Bolo Francisco el domingo y el lunes como cierre del evento). Anoche en la Sala Ravelo se quedaron decenas de personas sin poder entrar por falta de butacas disponibles.
Los factores que han favorecido el respaldo del público son dos: la calidad de las propuestas y el precio, (100 pesos) considerado accesible y que debía generar una orientación para quienes producen teatro. L gente respalda si se le ofrece buen teatro a buen precio.
Homenaje a Karina
La directora de Festivales del Ministerio de Cultura recibió, al final del montaje, de manos de Rául Méndez, productor de la pieza, un Quijote artesanal que hizo Xiomara Rodríguez, para reconocer su labor como promotora del teatro latinoamericano y caribeño.
En escenario, para la entrega, estaban Karina Noble, Xiomara Rodríguez, la directora del montaje, la boricua Alina Marrero y Raúl Méndez, productor.
Karina quien anunció que dejará en agosto de ser directora de Festivales de Cultura para volver a la actuación, se manifestó muy emocionada con el obsequio artesanal que le implica un reconocimiento a su labor de montaje de cuatro festivales internacionales de teatro.