Celebro que el doctor César Mella esté hoy al frente de eso que todavía llaman Instituto Dominicano del Seguro Social, una negación de lo que alguna vez pudo ser, pues no es “institución”, sino una entelequia de existencia difusa que vulnera la auténtica y casi envilecida Seguridad Social; no es “seguro” (sólo lo es en alimentar la corrupción sindicalera y burocrática), ni es “social” (para saberlo basta preguntar a su frustrado personal, a sus enfermos y viejos pensionados). “El Mella” tiene la gran oportunidad de ser el sepulturero de ese absurdo que no aporta nada (ni podría aportar) a ninguna solución de salud ni de nada.