En el almuerzo de la Cámara Americana de Comercio (Amchamrd) de fecha 29/6/2016 el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) propuso cuatro pilares para el fortalecimiento de la institucionalidad y la democracia en la República Dominicana. Estos son: 1- Reforma de la Ley Electoral, 2 – Ley de Partidos Políticos, 3 – Ley de Responsabilidad Fiscal, y 4 – Independencia Plena y fortalecimiento Institucional. Que sean temas nuevos o viejos no es nuestra intención discutir eso ahora. Tampoco me referiré a la Estrategia Nacional de Desarrollo preparada por el sector público, para evitar confusión con la posición del Conep.
En realidad cada cual dice lo que piensa y hace lo que le parece, con la salvedad de que hasta el momento las propuestas del Conep han sido apoyadas por la Confederación Patronal de la República Dominicana (Copardom), Organización Nacional de Empresas Comerciales (Onec), Asociación de Empresas Industriales de Herrera (AEIH) y la Asociación de Hoteles y Turismo (Asonahores), dentro del ámbito empresarial. De manera paralela por la Asociación Dominicana Contra la Corrupción (Adocco), Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), Participación Ciudadana (PC), Centro Bonó, Cámara Británica de Comercio, Cámara Americana de Comercio, Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Ito Bisonó (PRSC) e Hipólito Mejía (PRM).
Guardando las distancias, no se trata de un golpe de Estado al estilo 1963, crear inestabilidad para derrocar el Triunvirato (1963-1965) o al gobierno provisional de García Godoy (1965-1966), sino del remeneo del derrumbe institucional del Estado Político y/o Supra Estado Colonial que tenemos desde 1962 hasta la fecha. Valoro las propuestas del Conep ante la necesidad de un cambio para enfrentar los intereses creados por la corporación política del Estado Político y/o Supra Estado Colonial que tenemos desde 1962 hasta la fecha (Ref./Google: “Empresarios de la política”, “Empresarios públicos y privados”, “España Boba y Santo Domingo”, “Colonialismo estatal”).
Por el simple derecho de ejercer el voto considero que uno de las vías más rápidas y menos traumática, para complementar y apoyar las propuestas del Conep, sería un cambio del modelo económico actual. Con esto no trato de bloquear al Conep, el sector privado y/o sectores productivos, el sector público y la sociedad civil, sino todo lo contrario, si lo vemos como parte de una agenda nacional producto de un consenso entre todos los sectores donde al final triunfe la democracia. Me refiero a la Teoría de la Desigualdad, conocida también como: “PIB 2.0 – Pacto por la Productividad” (Abril, 2014). También los organismos internacionales se han referido a la desigualdad.
Decimos esto porque luego de las propuestas del Conep se efectuó el 6 de julio la reunión del Comité Ejecutivo de la Iniciativa por la Productividad y Competitividad (IPCN) en la que participaron los ministros de la Presidencia, Hacienda, y Economía, Planificación y de Desarrollo, junto con los empresarios Frank Rainieri, Manuel Tavárez, Ligia Bonetti, José Miguel González Cuadra, Luis Molina Achécar, José Vitienes, Carlos Guillermo León y miembros del “Comité Técnico” compuesto por viceministros. El 7 de julio otros grupos empresariales (Aird, Adie, Asonahores y Adozona) hablaron de la falta de institucionalidad que afecta el desarrollo empresarial.
En agosto de 2015 el presidente Danilo Medina juramentó en el Palacio Nacional los miembros de la IPCN, conformada por miembros del Gobierno y del empresariado dominicano incrustado o no en las diversas asociaciones empresariales las cuales, de haber sido así, no fueron señaladas. El propósito era identificar las reformas necesarias para aumentar la productividad y competitividad nacional con tal de que los sectores productivos se inserten en el mercado mundial. El presidente dijo: “El objetivo de esta iniciativa no busca mejorar la condición de un sector económico en particular sino que busca mejorar permanentemente el conjunto de nuestro sistema productivo”.
Entre otros puntos es lo que plantea la Teoría de la Desigualdad y/o PIB 2.0 – Pacto por la Productividad, con la diferencia de que además del PIB de los sectores de valor agregado faltaría el PIB del Estado para definir un PIB Nacional comprometido con la reducción o eliminación de la desigualdad mediante la creación de riqueza y aumento del empleo. Por eso mi propuesta del “Pacto por la Productividad” entre los sectores público y privado para el logro de ese objetivo de lo contrario no sería posible, menos aún sin la participación de aquellas asociaciones empresariales que apoyan el Conep, entre otras, de manera que todo el mundo “se dé por enterado”.
Tendría que ser así pues según mis records en el país existen más de 65 asociaciones empresariales. De manera paralela lo que ha existido han sido alianzas vegetativas donde muchos gobiernos se confunden con el Estado, diferencia a tomar en cuenta a la hora de formalizar una alianza o pacto de cualquier naturaleza para no confundir la política con el Estado, es decir, una parcela política con el Estado. Es la manera de no repetir la historia cuando el control político de la nación da el poder económico que tiene como base de sustentación el erario, hoy día rodeado por una competencia capitalista más avanzada que la que funcionó durante el Estado de la Era de Trujillo.
Indiscutiblemente la calidad institucional en República Dominicana está en crisis según se desprende de los planteamientos del Conep, crisis que se viene observando desde la segunda mitad del siglo XX pero que hizo metástasis en el primer tercio del siglo XXI. Al parecer la política ha derivado en una actividad cuasi-empresarial condicionada por gobiernos cuasi-empresariales donde campea el transfugismo alimentado por un sistema de reparto llamado “presupuesto” rodeado de impuestos directos e indirectos, empréstitos y donaciones internacionales, bonos soberanos o globales y algunas “Empresas Públicas de Bienes y Servicios – Financieros y No Financieros”.
Resumiendo, mi propuesta es: 1 – Firma del Pacto por la Productividad para reducir o eliminar la desigualdad, según PIB 2.0 – Pacto por la Productividad. 2 – Publicación mensual en los medios escritos de los ingresos y egresos del Presupuesto General del Estado, como era la práctica en la segunda mitad del siglo XX. 3 – Publicación de proyectos de ley en el Website del Congreso Nacional una vez agotados los espacios aprobatorios, como se estila en otros países, de manera que la diferencia entre “consenso” y transparencia sea también circunstancia del conocimiento público dentro de lo que se conoce como “Gobierno Digital”.
El equilibrio político-macroeconómico es como una balanza donde uno de sus extremos sostiene las realidades o reformas políticas y el otro las económicas. El equilibrio ideal depende del peso exacto de cada uno de los extremos. Pero de los intereses creados o encontrados depende la prioridad de una cosa o la otra, de un balance o desbalance. Si de un balance se trata el planeta Tierra habrá dado con la clave del equilibrio universal donde todos seríamos felices y por tanto no habría desigualdad en la República Dominicana y el Mundo. Sin embargo lo que hay es desarrollo y subdesarrollo, escasez y riqueza, pero no un país o mundo ideal donde solo lo cojan de pendejo si usted quiere.
En fin, es un imperativo la opinión del pueblo sobre leyes, reformas, pactos y toda clase de procesos que fortalezcan nuestra democracia antes de decir que estamos viviendo en un verdadero “Estado Social y Democrático de Derecho”, aquel que a falta de transparencia convierte el “consenso” en un círculo vicioso que desnaturaliza la particular democracia que han enarbolado los representantes del Estado Político y/o Supra Estado Colonial que tenemos desde 1962 hasta la fecha.
Luis Eduardo Díaz Franjul
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