Por Thalif Deen
NACIONES UNIDAS, 13 jul 2016 (IPS) – Una agrupación de más de 25 organizaciones no gubernamentales (ONG) lanzó una campaña mundial para erradicar el uso del mercurio en la odontología, una práctica extendida que pone en riesgo a la salud y el ambiente.
Lidera la campaña la Alianza Mundial por una Odontología sin Mercurio, con sede en Washington, que pretende erradicar para 2020 la amalgama dental, una aleación de mercurio y otros metales utilizada como material de empaste a la que considera un elemento “contaminante primitivo”.
Los beneficios para la salud ambiental serían “enormes para el planeta”, según la Alianza Mundial. “El Comité Científico de la Unión Europea (UE) califica a la amalgama de ‘envenenamiento secundario’ porque el mercurio que contiene se mete en el pescado y las verduras que comen los niños”, añade.
Una propuesta ante la Comisión Europea aboga por el uso de la amalgama dental en forma encapsulada junto con la aplicación de separadores, lo que debería ser obligatorio para proteger a dentistas y pacientes de la exposición al mercurio y para asegurar que sus restos no se liberen al ambiente.
La amalgama dental es “muy inferior a los materiales alternativos en la actualidad”, aseguró el presidente de la Alianza Mundial, Charles Brown. “Intereses empresariales occidentales financian la campaña en contra para proteger las ventas de amalgamas, especialmente en los países en desarrollo”, sostuvo.
“A nuestro favor está el Convenio de Minamata sobre el Mercurio”, que tiene la firma de 128 países pero solo 28 de las 50 ratificaciones que necesita para ser jurídicamente vinculante, precisó el estadounidense Brown.
El Convenio de Minamata – que lleva el nombre de la ciudad japonesa donde en la década de 1950 cientos de habitantes se intoxicaron con mercurio – tiene por objeto reducir o erradicar el uso del metal.
“Necesitamos un empujón para superar la línea de meta”, observó Brown.
Además de la Alianza Mundial, la campaña incluye a la Oficina Europea del Ambiente, la Alianza para la Salud y el Ambiente, Mujeres en Europa por un Futuro Común, Academia Internacional de Medicina Oral y Toxicología, Centro Asiático para la Salud Ambiental, Asociación Danesa para la Odontología No Tóxica y Residuos Cero Europa.
En una carta al Parlamento Europeo, la campaña señala que, después de largos retrasos, la Comisión Europea realizó en febrero una nueva propuesta referida al mercurio que actualiza la legislación vigente de la UE para ajustarse al Convenio de Minamata, pero incluye una propuesta que perpetuaría el uso del metal en la odontología europea.
“Esta propuesta está claramente fuera de sintonía con el espíritu y la intención del tratado”, advierte la carta. La Convención de Minamata exige que cada Estado parte “reduzca gradualmente el uso de la amalgama dental”.
El Comité Ambiental de la UE pretende la eliminación gradual de la amalgama en Europa para el año 2021.
Pero la propuesta de la Comisión Europea solo incluye la exigencia de separadores y de amalgamas encapsuladas, dos medidas que no reducen el uso del mercurio.
El problema del mercurio dental “no se limita a Europa, aunque la UE es el mayor usuario en parte porque el cuidado dental es más disponible en general” en el bloque, explicó Brown.
Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Programa de Vigilancia y Evaluación del Ártico indica que América del Norte también contribuye con el problema.
“Aunque el uso es mucho menor en los países en desarrollo en este momento, se espera que aumente a medida que la atención dental se generalice, salvo que lo impidamos al asegurar el uso desde un principio de alternativas sin mercurio”, afirma.
El PNUMA y la Alianza Mundial han organizado dos conferencias internacionales a favor de la odontología sin mercurio, una para África de habla francesa, celebrada en abril de 2014 en Abiyán, y otra para Asia, realizada en marzo de este año en Bangkok.
El objetivo general, según el PNUMA, es proteger la salud humana y el ambiente de las emisiones de mercurio y sus compuestos, para reducir al mínimo o, cuando sea factible, erradicar la emisión del metal a la atmósfera, el agua y la tierra.
El PNUMA redactó un folleto para ayudar a los países a reducir progresivamente el uso de las amalgamas. La publicación recomienda sensibilizar a la población sobre el contenido de mercurio en la amalgama dental y actualizar los planes de estudios para promover una odontología sin el metal.
El folleto también propone modificar los planes públicos y sanitarios para favorecer los empastes sin mercurio y restringir el uso de las amalgamas en niños, niñas y mujeres embarazadas.
En sus intentos de proteger a la salud humana y el medio ambiente del mercurio, y en su apoyo a la Convención de Minamata, el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD) señala que una gestión racional de los productos químicos y sus desechos es un componente importante de sus esfuerzos por alcanzar un desarrollo humano sostenible, inclusivo y resistente.
El PNUD aboga por la integración de las prioridades de gestión de los productos químicos en los marcos nacionales de planificación ambiental y la reducción de la pobreza, mientras que ayuda a los países a acceder a los recursos financieros y técnicos para mejorar esa gestión a nivel nacional, regional y global.
Actualmente, el PNUD apoya a 42 países con una cartera del Fondo para el Medio Ambiente Mundial destinada al mercurio de 22 millones de dólares en donaciones y 32 millones de dólares en cofinanciamiento.
“Específicamente, es el lobby odontológico el que se opone a la prohibición (del mercurio), muchos médicos o bien tienden a no tomar una posición o están de acuerdo con nosotros”, afirmó Brown.
Los odontólogos se dividen en dos facciones, añade. Aunque crece el porcentaje de quienes están a favor de erradicar el mercurio de su profesión, el sector a favor del uso del metal está representado por la Federación Dental Internacional y las asociaciones de dentistas de Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña.
En Estados Unidos, el número de dentistas que no utilizan el mercurio en sus empastes creció de 31,6 por ciento en 2005 a 36,6 por ciento en 2007, según una encuesta de la asociación de odontólogos de ese país.
Traducido por Álvaro Queiruga