El Banco Central sostiene que la República Dominicana presenta un marco de estabilidad macroeconómica que favorece que los agentes económicos domésticos e inversionistas internacionales puedan invertir con certidumbre y seguridad, a pesar de los efectos que han tenido en la economía internacional la tendencia hacia la baja en los precios de las materias primas desde el 2014, la ralentización del crecimiento de China y, últimamente, la salida del Reino Unido de la Unión Europea que ha añadido incertidumbre en los mercados financieros internacionales
La entidad bancaria indica que en ese entorno macroeconómico internacional, la economía dominicana se destacado por mantener un crecimiento significativo y sostenido con una estabilidad relativa de la tasa de cambio. Atribuye este resultado a la consolidación de sus cuentas fiscales, a la estabilidad de precios y a una acumulación mayor de sus reservas internacionales.
A continuación el comunicado del Banco Central con el que busca edificar a los agentes económicos y al público en general sobre la situación de los mercados cambiarios internacionales.
Banco Central de la República Dominicana
Análisis de Coyuntura: Situación de los Mercados Cambiarios Internacionales
El Banco Central de la República Dominicana, en interés de edificar a los agentes económicos y al público en general, presenta un análisis sobre la situación de los mercados cambiarios internacionales, con especial atención a la región de América Latina y algunas economías emergentes.
En los últimos años, una serie de eventos han afectado la estabilidad de los mercados cambiarios de las economías emergentes. Primero, la tendencia hacia la baja en los precios de las materias primas desde el 2014—como el petróleo, el gas natural, el cobre, entre otros—han deteriorado los términos de intercambios de importantes economías. Por otro lado, la ralentización del crecimiento de China acompañada con las medidas poco convencionales y hasta sorpresivas tomaron las autoridades de ese país para enfrentar las salidas bruscas de capitales y garantizar la estabilidad de su moneda, impactaron de manera significativa la cotización de las monedas de países emergentes. En especial, han sido particularmente afectados aquellos países exportadores netos de materias primas, incluyendo Rusia, México, Chile y Brasil, provocando una significativa depreciación en sus monedas. En otros casos, los mercados cambiarios han sido impactados por situaciones internas y la inestabilidad político-económica de los países—como es el caso de Venezuela.
En adición, recientemente, tras el referendo del pasado 23 de junio del presente año mediante el cual los ciudadanos del Reino Unido votaron a favor de salir de la Unión Europea (evento conocido como Brexit), se ha añadido incertidumbre en los mercados financieros internacionales. Sus efectos ya han sido observados tanto en el aumento de la volatilidad de algunas de las principales monedas de referencia, como el Euro y la Libra Esterlina, y en la disminución en las proyecciones de crecimiento de Reino Unido, Estados Unidos, y la Unión Europea. Este elemento, continúa agregando presión sobre los mercados cambiarios en el entorno internacional, en la medida en que la aversión al riesgo global y un continuo fortalecimiento del dólar estadounidense, afecta los flujos de divisas hacia las economías emergentes y se pone de manifiesto un regreso de los inversionistas hacia los refugios seguros de inversión, como el oro y los activos del Tesoro de los Estados Unidos.
Ante este escenario, los Bancos Centrales de algunas economías afectadas han reaccionado con un conjunto de medidas para reducir la incertidumbre de los mercados y aminorar las presiones sobre la inflación. Por ejemplo, los Bancos Centrales de China, Brasil y México han hecho un uso extensivo de sus reservas internacionales y su tasa de interés de política monetaria para tratar de mantener la estabilidad de sus monedas y reducir las presiones inflacionarias. También, el Banco de Inglaterra anunció la provisión de liquidez por más de US$335 mil millones al sistema financiero británico, con fines de calmar los mercados financieros y frenar los efectos adversos de las posibles fugas de capitales, surgidas tras el referendo del Brexit. A su vez, el Banco Central Europeo, afectado por la reducción de las expectativas de crecimiento, declaró que continuará con su política de expansión monetaria (en inglés, Quantitative Easing) hasta alcanzar un nivel adecuado de crecimiento y reducir la incertidumbre en el mercado financiero europeo.
América Latina
A su vez, las grandes economías de América Latina han experimentado una significativa volatilidad en sus monedas tanto por causas externas como internas. Esta situación ha sido agravada recientemente por la incertidumbre generada a causa del Brexit. Por ejemplo, en los casos de Chile, México, y Colombia, la depreciación interanual del tipo de cambio alcanzó al 12 de julio de 2016, 19.8%, 3.1% y 9.0%, respectivamente. El deterioro de los términos de intercambio de estas economías, a raíz de la significativa caída en los precios de sus principales productos de exportación, como el cobre y el petróleo, explican este fenómeno. En el caso de Argentina, cuya depreciación cambiaria es la más alta de las registradas en la región, con 37.3% en términos interanuales, pueden identificarse medidas de políticas internas relacionadas a la liberalización del mercado cambiario. En Brasil, el mercado cambiario ha presentado una significativa volatilidad, llegando a depreciarse un 32% en el año 2015. Para hacer frente al deterioro de la moneda, las autoridades monetarias brasileñas combinaron una serie de medidas de política, incluyendo el uso de sus reservas internacionales para intervenir el mercado cambiario más el aumento de la tasa de interés de política monetaria hasta 14.25%. Como resultado, el real Brasileño revertió su tendencia, marcando una depreciación de 2.8% en términos interanuales, al 12 de julio del presente año.
República Dominicana
Dentro de este panorama, la República Dominicana se ha destacado por poseer uno de los mercados cambiarios de menor volatilidad en América Latina. Cabe resaltar que, por la naturaleza de ser una economía pequeña y abierta, el mercado cambiario dominicano no ha estado exento de recibir las presiones generadas por las crisis y la incertidumbre de los mercados financieros mundiales. Para citar algunos casos de años recientes, la crisis financiera de la Gran Recesión de 2007-2009, y las fluctuaciones en los precios del petróleo—los cuales alcanzaron más de US$130/barril en el 2008, y se mantuvieron por encima de los US$95/barril en el cuatrienio 2011 al 2014—fueron en su momento elementos que nos impactaron, debido a la merma de los flujos de remesas y el peso de los combustibles en nuestras importaciones. A pesar de estos eventos, la República Dominicana pudo mantener un crecimiento económico sostenible, muy por encima de sus pares, con un mercado cambiario estable.
A diferencia de esos años, la economía dominicana cuenta a la fecha con mejores fundamentos macroeconómicos y un escenario internacional más favorable. Esto ha permitido mantener la estabilidad relativa de la tasa de cambio, cuya tasa de depreciación del peso alcanzó al pasado 12 de julio un 2.1% en términos interanuales, y tan solo 1.0% en términos acumulados en el año 2016, en un escenario donde las economías más importantes de América Latina mantienen niveles de depreciación sobre los dos dígitos. Es importante señalar que la estabilidad cambiaria dominicana se ha alcanzado gracias al proceso de consolidación de las cuentas fiscales, combinado con la ejecución de una política monetaria orientada a cumplir con el objetivo de mantener una baja inflación y un proceso de acumulación de reservas internacionales importante, creando así las bases para permitir un crecimiento económico elevado.
Como muestran las gráficas 1 y 2, la estabilidad del mercado cambiario dominicano ocupa un sitial importante cuando es comparado con el desempeño de los mercados tanto de los países de Centro América como del resto de América Latina. El gráfico 1 indica que dentro de un total de 13 economías de la región latinoamericana, la República Dominicana presentó la segunda tasa de depreciación más baja de la región, solo quedando detrás de Guatemala. Cabe señala que la gráfica no incluye las economías Panamá y El Salvador por estar dolarizadas, ni tampoco la economía de Venezuela debido a la diversidad de sistemas cambiarios oficiales y extraoficiales que presenta.
La gráfica 2 muestra la tasa de depreciación acumulada del tipo de cambio durante el año 2016. Como mencionamos, Brasil presenta una significativa apreciación del Real Brasileño producto de las políticas restrictivas implementadas por el Banco Central para controlar la inflación. A su vez, la República Dominicana presenta una depreciación cambiaria acumulada de tan solo 1.0% al 12 de Julio de 2016, muy por debajo de las depreciaciones mostradas por Costa Rica, Honduras, Nicaragua, México y Argentina, en el mismo periodo.
Situación de Otros Mercados Emergentes
Las demás economías de los mercados emergentes también han experimentado presiones significativas en sus mercados cambiarios en el último año. Rusia, al igual que las economías de Suramérica, presenta una devaluación interanual significativa del Rublo de 11.6% debido, entre otras cosas, a la continua caída de los precios internacionales los combustibles, como el Petróleo y Gas, los cuales representan más del 65% de sus exportaciones totales. China, que ha estado experimentando un proceso de normalización de su tasa de crecimiento económico, presentó una depreciación interanual de 7.2% atribuible, en parte, al proceso de flexibilización de su moneda. Es importante señalar que el Banco Central de China ha inyectado al mercado cambiario unos US$488,000 millones, o un 13.2%, de sus reservas internacionales, para aminorar la depreciación del Yuan, observada en el último año.
Por último, la gráfica 3 muestra que la República Dominicana presenta niveles de depreciación cambiaria que comparan muy favorablemente con el resto de economías clasificadas como emergentes por el Fondo Monetario Internacional.
Consideraciones Finales
Finalmente, los mercados cambiarios de las economías tanto de América Latina como de algunos países emergentes han sido afectados por una serie de eventos que han ido en contra de su estabilidad. En unos casos, estos eventos han estado relacionados con factores externos, como la caída de los precios de las materias primas, entre las que se destacan el cobre, el petróleo, y el gas natural; mientras, en otros encontramos factores de índoles internos. Como resultado, los Bancos Centrales han tenido que reaccionar con políticas orientadas a reducir tanto la incertidumbre de los mercados financieros, como las presiones sobre la inflación. Un elemento a destacar es que durante el último año la devaluación del tipo de cambio ha alcanzado los dos dígitos en algunas de las economías más importantes de la región, incluyendo Argentina (37.3%), Chile (19.8%), México (3.1%) y Colombia (9.0%).
Como se pudo observar, la economía dominicana se destaca por mantener un crecimiento económico significativo y sostenido con una estabilidad relativa de la tasa de cambio, la cual apenas se ha depreciado en 2.1% en los últimos doce meses, y 1.0% en términos acumulados, al 12 de julio del presente año. Esto es atribuido a los fuertes fundamentos macroeconómicos dominicanos, los cuales han sido construidos mediante el proceso de consolidación de las cuentas fiscales y una política monetaria dirigida a mantener la estabilidad de precios y una mayor acumulación de reservas internacionales. Todo lo anterior, crea las condiciones para que los agentes económicos domésticos e inversionistas internacionales puedan invertir con certidumbre y seguridad en un marco de estabilidad macroeconómica.
El Banco Central de la República Dominicana continuará su labor de mantenerse vigilante e informar a la opinión publica de los desarrollos económicos internacionales con el objetivo de reaccionar de manera oportuna, si fuera necesario, para mantener la estabilidad macroeconómica que ha caracterizado la economía dominicana en los últimos años.