Las autoridades de seguridad en la República Dominicana no deberían desdeñar la conveniencia de afinar su trabajo luego de que el Buró Federal de Investigaciones (FBI) pusiese en alerta a Puerto Rico ante una posible incursión terrorista.
Si una alerta permanente de cara a esas eventualidades es lo que se impone, no ha resultado la salida más oportuna que el director de Migración, general Rubén Paulino Sem, se haya apresurado a desmentir lo publicado en algunos medios tras lo informado por el FBI a las autoridades boricuas.
Una cosa es decir que el país está ante la inminencia de un atentado terrorista y otra bien distinta que estamos en permanente vigilancia. En el primer caso– me pongo en el lugar de un turista–no iría de vacaciones a un territorio que se encuentre en la mira del yihadismo, o que eventualmente pudiera figurar en los lugares susceptibles al odio del llamado Estado Islámico.
Pero al mismo tiempo, como vacacionista me sentiría más seguro en aquel país cuyas autoridades se mantuviesen en alerta 24/7/365, pues en ese caso entendería que mi vida está mejor cuidada. Es decir, que si el desmentido del director de Migración buscaba tranquilizar a nuestros potenciales visitantes de ocasión, posiblemente haya sido lo contrario.
De ahí la importancia de medir las eventuales repercusiones de los desmentidos oficiales. No hay que ser un experto en seguridad para sospechar que países como el nuestro, que tienen unas relaciones tan estrechas con los Estados Unidos y Europa, no pueden escapar a la mira del terrorismo islamista.
Esto en razón de que los terroristas pudiesen sentirse atraídos por la idea de que si tienen la oportunidad a aprovecharse de nuestro descuido y atacarnos, estarían atacando, por vía de consecuencia y principalmente, a los propios Estados Unidos, dada la diversidad de intereses que esa nación tiene en la República Dominicana.
En conclusión: Así como el FBI alertó a Puerto Rico, nuestras autoridades de seguridad deberían hacer suya esa advertencia, ya que son muchos los vuelos que van y vienen de Quisqueya a Borinquen, y si bien nosotros no le hemos causado daño a nadie, la maldad del Dáesh es tan inmensa, que un atentado yihadistas contra una línea aérea de EE.UU en nuestro territorio no debe ser descartado de plano.