Su heroísmo es de tal magnitud que se ha resistido a usar prótesis como señal de gallardía y símbolo de la resistencia de su pueblo.
Trabaja como guía en el museo de los vestigios de la Guerra de Vietnam, en la ciudad de Hó Chi Minh, antigua Saigón. Allí estuvimos junto al ministro de la Presidencia de la República Dominicana, Miguel Mejía y el colega Luis Cárdenas, en noviembre del 2008.
Diversas personalidades del mundo han visitado el lugar y recientemente lo hizo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, convirtiéndose en el primer mandatario estadounidense en el poder en apreciar directamente los horrores de la guerra. Anteriormente, estuvieron allí los ex presidentes Jimmy Carter y Bill Clinton. También, Fidel Castro Ruz, ex presidente y líder de la Revolución Cubana y congresista de varias nacionalidades así como turistas europeos, estadounidenses, rusos y asiáticos.
Los campos y ciudades escenarios de duras y sangrientas batallas de Saigón, Hanoi, Camboya y Laos, en Vietnam, siguen recuperando su verdor y sus árboles sepultados durante años por los ataques aéreos, el barril de la pólvora, el mortífero “agente naranja” y millares de minas terrestres esparcidas ya recobraron el olor natural. Es el tránsito de la guerra a la paz y posteriormente a la prosperidad.
Aún quedan zonas con minas terrestres que representan un grave peligro para quienes transitan por allí. Y extensiones de tierra donde jamás habrá vegetación.
Parte de la historia contemporánea y testigo viviente de una de las confrontaciones armadas más despiadada del siglo veinte.
Dolor de la Guerra
Por supuesto, quedan para siempre las marcas indelebles y dolorosas de enfermedades como cáncer, deformidades por el uso de armas químicas y el trauma mental de un conflicto que impactó al mundo.
Según estimaciones las tropas de Estados Unidos emplearon más de doce millones de toneladas de explosivos y ocho millones de toneladas de proyectiles.
Alrededor de tres millones de vietnamitas entre soldados y civiles murieron durante la guerra que tuvo una singularidad y genialidad a través del uso de los árboles como escudo y de los túneles como escondites.
Las tropas estadounidenses establecidas en la zona de combate ascendían a 2.5 millones de personas entre médicos, enfermeras y personal de logística y seguridad.
Informes de organismos norteamericanos dicen que sus bajas ascendieron a más de 58 mil soldados; cuatro mil surcoreanos que respaldaban a Estados Unidos y otros miles de los 40 países que integraban la coalición armada contra Vietnam.
Entre 1958-1975 la región de Indochina ardía por todos
sus rincones con la dramática secuela de millares de personas muertas, heridas, mutiladas y masivas destrucciones. En un principio eran luchas internas de los grupos antagónicos vietnamitas hasta que iniciando 1964 el gobierno del demócrata Lyndon B. Johnson invadió el territorio del país asiático.
Vietnam estuvo dividida en dos frentes de combates formidables que comprendían la zona sur, respalda por las tropas de Estados Unidos y la norte de orientación marxista bajo el Apoyo de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la República Popular de China.
Al final, vencieron los guerrilleros vietnamitas del norte conocido como Vietcong cuya estrategia, resistencia y tenacidad sorprendieron a sus enemigos de guerra.
Fue un conflicto bélico que estableció un hito en la historia universal donde la primera potencia económica y militar del mundo tuvo que retirarse vergonzosamente en 1973, admitiendo de esa forma su derrota ante las tropas vietnamitas.
En 1975 finalizó la cruenta guerra entre Estados Unidos y Vietnam abriendo espacio a la luz de paz y al inicio de la convivencia entre ambas naciones.
Cuando se habla de pueblo heroico y valiente hay que registrar en letras doradas y de una dimensión mayúscula al combativo y combatiente Vietnam, en el Sudeste Asiático y el más oriental de la Península Indochina.
Los vietnamitas son personas revolucionarias, luchadoras y promotoras de sus principios que siempre llevan orgullosamente. Sin embargo, nunca han sido terroristas como está ocurriendo ahora con los grupos extremistas y radicales como ISIS y Al Qaeda que siguen destrozando el mundo civilizado y occidentalizado. El caso más reciente en Múnich, Alemania, matando a diez personas y centenares de heridos al igual que en Francia donde fue degollado un sacerdote en su iglesia.
Hó Chí Minh, líder histórico de Vietnam junto al gran timonel Mao Tse Tung, padre fundador y guía de la Revolución Popular China, ambos embalsamados y seguidos por millares de generaciones y generaciones en sus respectivos países representan la simbología latente de un liderazgo insustituible.
Los dos se enfrentaron a potencias como Francia, Inglaterra y Estados Unidos, pero siempre enarbolando el discurso político de las ideas, de las luchas de emancipación, liberación e independencia de sus pueblos sin apelar al terrorismo.
El discurso y la acción revolucionaria eran sus armas de combate, partiendo de las directrices de los partidos comunistas que dirigían. Ambos alcanzaron el poder y dirigieron el Estado, sin auspiciar una política de terror en sus naciones y en el mundo.
¡Qué vivan las ideologías!
Creían firmemente en las ideas y en el indiscutible poder de transformación de los pueblos. En cambio, los extremistas musulmanes solo creen en la destrucción, en el terror, en el aniquilamiento y en la bestialidad a través de la inmolación.
En las aulas de la Universidad Central del Este (UCE) a mediado de la década del setenta el profesor de la escuela de periodismo, Rodolfo Coiscou Weber, narraba y explicaba con destreza diversos episodios de la historia de las ideas políticas y sus más destacados pensadores. Los alumnos nos envolvíamos en estudiar y reflexionar sobre las teorías del estructuralismo, funcionalismo, reformismo, conservadurismo, marxismo-leninismo, socialismo, comunismo, fascismo, nacionalismo y liberalismo.
El denominado Estado Islámico se ha propuesto destruir a Occidente, a las culturas y civilizaciones de la sociedad moderna y lamentablemente hasta ahora lo está logrando.
Su escudo terrorista encarnado en los grupos de ISIS y Al Qaeda que sin dudas –hay que admitir-están bien entrenados, cada vez con mayor intensidad logran sus objetivos al impactar en el blanco en sus diabólicas acciones.
Para ellos, simplemente la vida no vale nada. En cambio, para los revolucionarios como Mao Tse Tung y Hó Chí Minh sí tenía valor.
Economía de Vietnam.
Hoy Vietnam se enrumba hacia la prosperidad económica y social con grandes inversiones norteamericanas, chinas y japonesas. Sus relaciones políticas y diplomáticas se han extendido alrededor del planeta.
De acuerdo a datos del diario londinense BBC Mundo solo en enero del 2014, la inversión extranjera directa en Vietnam creció un 67% con 44 nuevos proyectos por US$663 millones.
El Producto Interno Bruto (PIB) muestra la misma tendencia: creció cerca del 6% en el año 2014 y en el 2015 un 7%.
En 2014 se convirtió en el máximo exportador de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) a Estados Unidos, desplazando a otras economías como Tailandia, Malasia o Filipinas.
Vietnam, cuya capital es Hanói está localizada en la región sudoriental de Asia, ocupando una extensión territorial de 330.972 km2 y una población de 90 millones 728 mil 900 personas.
Actualmente su economía con un perfil de socialismo de mercado se halla en un acelerado proceso de transformación tecnológica. En este 2016 la industria de programación de software movilizará 2,500 millones de dólares.
El Banco Mundial pronostica un crecimiento de 6% en la economía de Vietnam en lo que resta del presente año debido a las reducciones en los índices de crecimiento económico de la República Popular de China.
En definitiva, es mejor la paz y no la guerra porque al final la vida se nos va y no regresa.