El canal 4 tiene el privilegio histórico de haber sido el pionero en el establecimiento de ese importante medio de comunicación en la República Dominicana, pero hoy a sus 64 años de existencia no cumple mínimamente las funciones para lo que fue creado, que era fundamentalmente promover los valores artísticos y culturales de la sociedad dominicana, al margen del mal uso que le dio la dictadura de Trujillo para su beneficio.
Ese elefante blanco le cuesta al pueblo dominicano más de 200 millones de pesos anuales en subsidio para sus operaciones, sin que el país se vea remunerado con una oferta programática que satisfaga las exigencias que demandan los estándares de una propuesta televisiva aceptable en estos tiempos.
Al canal 4 le toca la responsabilidad de ser el albergue para que la clase artística y los mejores valores del sector cultural del país, encuentren allí un hábitat cómodo para exaltar y promover lo mejor del talento nacional. Hoy y siempre ha sido todo lo contrario, ese medio tradicionalmente ha sido usado como un medio propagandístico de los gobiernos de turno para promover de forma fastidiante sus realizaciones políticas. Lo que parece ser que no entienden sus directivos circunstanciales es que en la medida que el canal no ofrezca una programación atractiva al televidente toda esa inversión millonaria del pueblo y la utilización de ese medio para promoción de las actividades oficialistas, todo se va al zafacón sin ningún resultado positivo para el país ni para quienes lo usufructúan.
Que quede claro, en todo esto hay un problema de fondo que escapa a las distintas direcciones que han estado al frente del canal, todo ha sido la resultante de la falta de voluntad política al más alto nivel de todos los gobiernos que hemos tenido después de la muerte de Trujillo que por conveniencia circunstanciales no le han dado el frente a la situación de RTVD creyendo que con ello poseen un medio para promover sus mejores intereses.
En algún momento y cuando estuvo de moda la venta de las empresas del estado se planteo la venta del canal oficial y salieron voces rechazando tal posibilidad, pero el tiempo ha dado la razón de que esa empresa, que no es tal, junto a otras que no funcionan, su mejor destino seria pasarla al sector privado. Y hoy me atrevo hacer una propuesta que sería la salvación del canal 4, que este le sea cedido, no sé bajo qué negociación, al mas exitoso de los empresarios del negocio de TV en el país, el señor Juan Ramón Gómez Díaz, que ha demostrado con creces tener la capacidad, el talento y habilidad para la operación de medios de comunicación electrónicos en la República Dominicana. De no ser así, los gobiernos seguirían derrochando cientos de millones de pesos anuales en el canal del estado, que con el uso que actualmente se le da, nunca podrá lograr un posicionamiento que le permita ser por lo menos, autosuficiente. Sabiendo en el entorno que me muevo tendré que soportar algunos cuestionamientos a esta posición que he planteado sobre el canal 4 y no faltaran los que se atrevan a tildarme de trujillista en el entendido de que durante esa gestión fue el mejor esplendor de RTVD, verbigracia: La Semana Aniversaria, de Petan Trujillo.