Por Ricardo Espaillat.-En el Evangelio según San Mateo, encontramos una enseñanza fundamental de nuestro Señor Jesucristo, presentada, como era habitual en El Maestro, en forma de parábola, con el propósito expreso de ser entendido, de enseñar. Se trata de la Parábola de los Talentos (Mateo 25, 14-30).
En síntesis, nos dice que un hombre que se marcha a otras tierras entrega a cada uno de sus tres siervos una determinada cantidad de talentos, «a cada cual según su capacidad»; claramente esperando que prosperen el dinero que les entregó. Al regresar el hombre y pedir cuentas, encontró que dos de sus siervos habían hecho lo que él esperaba; el tercero, temeroso, enterró el dinero y no hizo nada con él.
Para analizar la parábola en su contexto, es necesario establecer a qué se refería Jesús al hablar de talentos.
El talento era una unidad de medida que ya usaban lo babilonios en tiempos del rey Nabucodonosor (605 a.C.), y que luego adoptaron griegos y romanos. De hecho, la palabra talento procede del vocablo griego talanton, que significa ‘balanza’ o ‘peso’.
En la época en que vivió Jesús, y en que años más tarde se escribieran los Evangelios, esta unidad de medida representaba el peso equivalente a 20.4 Kilos. Y aunque San Mateo no lo establece, debemos suponer que se trataba de plata, que era el metal precioso utilizado para hacer las monedas en Roma.
Jesús se refería pues a una gran cantidad de dinero cuando hablaba de talentos, porque un solo talento representaba el peso de 20.4 kilos (440.74 libras) de plata.
Pero nos dice además el Evangelio, que el hombre no les dio a sus siervos el dinero de cualquier manera, sino que se los dio «según su capacidad».
La parábola completa, y las enseñanzas que dejan en nuestra reflexión, son valiosas y de mucha aplicación práctica en nuestra sociedad de hoy.
He seguido con gran interés el dialogo que, por iniciativa seria y digna de nuestro glorioso PRSC, se va desarrollando con relación a la Ley Electoral y de Partidos. ¡Qué bueno. Cuánta falta ha hecho!
Pero no puedo evitar relacionarlo con la Parábola de los Talentos.
Comencé por preguntarme: ¿Hasta dónde están dispuestos los partidos a deponer sus intereses particulares para poner en primer lugar el interés de nuestro país?, que es al fin de cuentas para quien estos trabajan o dicen trabajar.
Es nuestro país el que, representado por la Junta Central Electoral, entrega fondos de manera regular a los partidos. Fondos que suman más de 50 millones de pesos cada mes para ser distribuidos a cada uno de los partidos mayoritarios y aquellos que por cuya representación nacional han sido ya acreditados por el organismo electoral rector.
Y ese presupuesto millonario, orientado a mantener la democracia partidaria, a través del desarrollo y fortalecimiento de cada uno de los partidos, para que cada uno de ellos juegue su rol en la promoción del desarrollo y el progreso de cada comunidad del territorio nacional; ese presupuesto, digo, es el equivalente a los talentos dados por el señor a sus siervos.
Y el país, y la sociedad toda, deben pedir cuentas a nuestros partidos y mirar no solo como cada uno ha obrado con los talentos que han recibido en el pasado sino también con los que les serán confiados en estos próximos cuatro años.
Cada partido debe demostrar que la manera en que utilizó los dineros recibidos, conllevaron a su crecimiento y fortalecimiento para el balance de nuestra democracia partidaria, que entiendo, es el objetivo principal del PRSC al promover este importante dialogo entre las principales instituciones políticas del país.
No hay forma de justificar que un partido político, que podría llegar a recibir hasta 18 millones de pesos al mes, ya en las proximidades de las elecciones, pacte una alianza en la primera vuelta con otro partido; argumentando que es pequeño o que está débil en tal o cual demarcación.
Esta acción es la del siervo necio, que por temor enterró el talento que le fue confiado. Congelando de esta manera el crecimiento de la agrupación política, que es patrimonio de la democracia partidaria del pueblo dominicano.
¿Cómo ha de calificar el país a estos partidos? Talvez como lo hizo el señor cuando le dijo al siervo que no hizo nada con el talento que él le había entregado: “siervo malo y perezoso”.
¿Y cómo ajustaría cuentas el país con estos partidos “malos y perezosos”?
Si continuamos la lectura de la parábola a que nos referimos, veremos que el señor manda «quitadle el talento y dadlo al que tiene diez talentos» (Mt 25, 28).
Del mismo modo que el “siervo malo y perezoso”, deben ser tratados los partidos malos y perezosos.
En este momento en que se discute la ley de partidos, proponemos que se le prohíba a todos los partidos que reciben fondos del estado, que realicen alianzas en primera vuelta.
Y aquel partido que desobedezca esta normativa deberá devolver al estado dominicano, a través de la Junta Central Electoral, los fondos recibidos durante el cuatrienio previo a las elecciones nacionales. Y de igual modo, suspenderle los fondos que recibiría para la participación en las elecciones inmediatas, en base a que el partido mayoritario al que se ha unido ya recibió los fondos para cubrir las necesidades de su campaña.
El principio que mueve nuestra propuesta es que los fondos que recibe un partido deben estar destinados a su crecimiento y fortalecimiento, que es el crecimiento y el fortalecimiento de la democracia en nuestro país. Y si esto no sucede, y en cambio lo que existe es la intención de negociación y alianza en primera vuelta, entonces los fondos deben ser reclamados por el estado, y otros fondos no deben ser entregados, hasta que no termine el ciclo electivo en curso.
«Pues a todo el que tiene se le dará y andará sobrado; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.» (Mt 25, 29).
*El autor es vicepresidente nacional del PRSC y miembro del Comité Político Nacional.