Un nuevo paradigma se ha sumado a nuestra imagen internacional. Ya no sólo producimos buenos peloteros para el mundo (“¿Dominicano?… ¡Ah, sí, de la tierra del Big Papi!”). Ya no sólo producimos grandes chulos para el jet set mundial (“¿Dominicano?… ¡Ah, sí, de la tierra de Rubirosa!”). Ahora tenemos otro: el gran benefactor electoral internacional, el impune contratista Félix Bautista, quien ha donado en dólares una parte de los 25 mil millones que, a ojo de buen cubero, habría ganado con el sudor de su copiosa frente, a candidatos presidenciales de Haití, Perú, Panamá y Guatemala. (Y, por supuesto, a uno de aquí).