Con un poco de imaginación y espíritu emprendedor (atención David Collado), bien podríamos los capitaleños sacarles un buen beneficio a los días de lluvias torrenciales, sobre todo en la alucinante parte baja de la ciudad. ¡Nada de destapar el viejo y limitado alcantarillado para hacer que el agua fluya hacia el mar! No. Simplemente coloquemos en lugares estratégicos góndolas de alquiler, pongamos barcitos en cada esquina y bocinones con Charles Aznavour cantando “Venecia sin Ti”. Resultado seguro: incrementamos el turismo y todos nos divertimos más que el carajo… ¡Y que viva la lluvia!